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Hechos 9:18 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Al instante cayó de los ojos de Saulo algo como escamas, y recuperó la vista. Se levantó y fue bautizado.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Al instante, algo como escamas cayó de los ojos de Saulo y recobró la vista. Luego se levantó y fue bautizado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Al instante se le cayeron de los ojos una especie de escamas y empezó a ver. Se levantó y fue bautizado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y al instante° le cayeron de los ojos como escamas y recobró la vista, y después de levantarse, fue bautizado,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Y al instante cayeron de sus ojos como unas escamas, recobró la vista y fue bautizado.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y al instante recobró la vista; y levantándose, fue bautizado.

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Otras versiones



Hechos 9:18
11 Referencias Cruzadas  

―Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo.


Así pues, los que recibieron su mensaje fueron bautizados. Aquel día se unieron a la iglesia unas tres mil personas.


Él se puso a mi lado y me dijo: “Hermano Saulo, ¡recibe la vista!”. Y en aquel mismo instante recuperé la vista y pude verlo.


Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, bautízate y pídele al Señor Jesús que perdone tus pecados”.


Ananías se fue. Cuando llegó a la casa, puso sus manos sobre Saulo y le dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús me ha enviado. Fue él quien se te apareció en el camino. Me envía para que recuperes la vista y seas lleno del Espíritu Santo».


Luego de comer algo, Saulo recuperó las fuerzas. Saulo pasó varios días con los discípulos que estaban en Damasco.


Saulo se levantó del suelo, pero cuando abrió los ojos no podía ver. Así que lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco.


Sin embargo, hasta el día de hoy, su mente tiene una barrera que no los deja entender. Cada vez que leen el antiguo pacto, esa barrera les sigue impidiendo entender la verdad. Solo Cristo puede quitarles esa barrera.


Pues Dios, que ordenó: «¡Que la luz brille en la oscuridad!», hizo brillar su luz en nuestra mente para que viéramos con claridad la gloria de Dios que brilla en el rostro de Jesucristo.