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Hechos 8:32 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era el siguiente: «Como oveja, fue llevado al matadero. Como cordero que enmudece ante su trasquilador, ni siquiera abrió su boca.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; Y como cordero mudo delante del que lo trasquila, Así no abrió su boca.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

El pasaje de la Escritura que leía era el siguiente: «Como oveja fue llevado al matadero. Y, como cordero en silencio ante sus trasquiladores, no abrió su boca.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era éste: Fue llevado como oveja al matadero, como cordero mudo ante el que lo trasquila, no abrió su boca.

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La Biblia Textual 3a Edicion

El pasaje de la Escritura que leía era éste: Como oveja fue llevado a la matanza; Y como cordero mudo delante del que lo trasquila, Así no abrió° su boca.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

El paso de la Escritura que estaba leyendo era éste: Fue llevado como oveja al matadero y como cordero mudo ante el que le trasquila, y no abría la boca.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y el lugar de la Escritura que leía era este: Como oveja fue llevado al matadero; y como cordero mudo delante del trasquilador, así no abrió su boca.

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Otras versiones



Hechos 8:32
18 Referencias Cruzadas  

―Padre —dijo Jesús—, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Mientras tanto, echaban suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús.


Al día siguiente, Juan vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo: «¡Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!


―¿Y cómo voy a entenderlo —contestó— si nadie me lo explica? Así que invitó a Felipe a subir y sentarse con él.


Así dicen las Escrituras: «Por tu causa, siempre nos llevan a la muerte. ¡Nos tratan como a ovejas para el matadero!».


Lo más importante que les enseñé a ustedes es lo mismo que yo aprendí: que Cristo murió por nuestros pecados, tal como dicen las Escrituras.


Se pagó con la preciosa sangre de Cristo, que se sacrificó en la cruz como si fuera un cordero sin defecto alguno.