Se levantaron y lo echaron fuera del pueblo. Luego lo llevaron hasta la cumbre de la colina sobre la que estaba construido el pueblo. Querían tirarlo por el precipicio.
Hechos 7:58 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Lo sacaron a empujones fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo. Los acusadores dejaron sus ropas al cuidado de un joven llamado Saulo. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Biblia Nueva Traducción Viviente lo arrastraron fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo. Sus acusadores se quitaron las túnicas y las pusieron a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Biblia Católica (Latinoamericana) Los testigos habían dejado sus ropas a los pies de un joven llamado Saulo. La Biblia Textual 3a Edicion y sacándolo fuera de la ciudad, lo apedrearon, y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven llamado Saulo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 lo arrastraron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos depositaron sus mantos a los pies de un joven llamado Saulo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus vestiduras a los pies de un joven que se llamaba Saulo. |
Se levantaron y lo echaron fuera del pueblo. Luego lo llevaron hasta la cumbre de la colina sobre la que estaba construido el pueblo. Querían tirarlo por el precipicio.
Saben que yo estaba allí cuando mataron a Esteban. Lo mataron por hablar acerca de ti. Y, mientras se derramaba su sangre, yo daba mi aprobación y cuidaba la ropa de quienes lo mataban”.
Perseguí a muerte a los que aceptaban este mensaje de Jesús. Los arrestaba y los echaba en la cárcel, tanto a hombres como a mujeres por igual.
Eso es precisamente lo que hice en Jerusalén. Con la autoridad de los jefes de los sacerdotes metí en la cárcel a muchos de los creyentes. Y, cuando los mataban, yo daba mi aprobación.
Entonces les pagaron a unos hombres para que dijeran: «Hemos oído a Esteban ofender a Moisés y a Dios».
Presentaron testigos falsos, que declararon: «Este hombre no deja de hablar contra este lugar santo y contra la Ley.
Entonces todos ellos, gritando con fuerza, se taparon los oídos y se le fueron encima.
Y Saulo estaba allí, aprobando la muerte de Esteban. Aquel día se desató una gran persecución contra la iglesia en Jerusalén. Todos, excepto los apóstoles, tuvieron que huir a las regiones de Judea y Samaria.