Un gran número de personas aceptó al Señor, pues Bernabé era un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe.
Hechos 5:14 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Y seguía aumentando el número de los que creían en el Señor. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres; Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, cada vez más personas —multitudes de hombres y mujeres— creían y se acercaban al Señor. Biblia Católica (Latinoamericana) Más aún, cantidad de hombres y mujeres llegaban a creer en el Señor, aumentando así su número. La Biblia Textual 3a Edicion Y muchos más creyentes en el Señor eran añadidos: multitudes de hombres y de mujeres. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cada día se agregaban nuevos creyentes en el Señor, multitud de hombres y de mujeres, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y más creyentes se añadían al Señor, multitudes, así de hombres como de mujeres; |
Un gran número de personas aceptó al Señor, pues Bernabé era un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe.
Así pues, los que recibieron su mensaje fueron bautizados. Aquel día se unieron a la iglesia unas tres mil personas.
Alababan a Dios y disfrutaban del aprecio general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos.
Perseguí a muerte a los que aceptaban este mensaje de Jesús. Los arrestaba y los echaba en la cárcel, tanto a hombres como a mujeres por igual.
Pero muchos de los que oyeron el mensaje creyeron. Así que la cantidad de creyentes, contando solo a los hombres, llegó a unos cinco mil.
Y el mensaje de Dios llegaba a la gente, de modo que la cantidad de discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén. Incluso muchos de los sacerdotes aceptaban el mensaje.
Pero Felipe les anunció la buena noticia del reino de Dios y el nombre de Jesucristo. Entonces, tanto hombres como mujeres creyeron y se bautizaron.
Saulo, por su parte, causaba problemas a la iglesia. Iba de casa en casa, arrastraba fuera a hombres y mujeres, y los metía en la cárcel.
Por eso le pidió al sumo sacerdote que le diera cartas de autorización. Quería ir a las sinagogas de Damasco para arrestar a todos los que creían en Jesús. Los llevaría presos a Jerusalén, fueran hombres o mujeres.
Mientras tanto, la iglesia disfrutaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Cada día se hacía más fuerte, pues todos respetaban al Señor. El número de creyentes iba creciendo, y eran todos fortalecidos por el Espíritu Santo.
Todos los que vivían en Lida y en Sarón lo vieron y se convirtieron al Señor.
¿Qué amistad tiene Cristo con el diablo? ¿Qué tiene en común un creyente con uno que no cree en Cristo?
Ya no importa si son judíos o griegos, esclavos o libres, hombres o mujeres, sino que todos ustedes son iguales gracias a Cristo Jesús.