Tanto la gente que iba delante de él como la que iba detrás gritaba: ―¡Hosanna al Hijo de David! ―¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ―¡Hosanna en las alturas!
Hechos 28:6 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) La gente esperaba que se hinchara o cayera muerto de repente. Pero, después de esperar un buen rato, vieron que nada extraño le pasaba. Entonces cambiaron de idea y decían que era un dios. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Ellos estaban esperando que él se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios. Biblia Nueva Traducción Viviente La gente esperaba que él se hinchara o que cayera muerto de repente; pero después de esperar y esperar y ver que estaba ileso, cambiaron de opinión y llegaron a la conclusión de que Pablo era un dios. Biblia Católica (Latinoamericana) Pensaban que se iba a hinchar o caer muerto de repente, pero después de esperar largo rato, vieron que no le pasaba nada. Entonces cambiaron de parecer y decían que era un dios. La Biblia Textual 3a Edicion Ellos en cambio esperaban que él se fuera a hinchar o a caer muerto de repente, pero después de mucho esperar, y viendo que nada malo le ocurría, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ellos estaban esperando que de un momento a otro empezaría a hincharse o caería muy pronto muerto. Pero después de esperar largo tiempo, y viendo que no le sucedía nada malo, cambiaron de parecer y decían que era un dios. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y ellos estaban esperando cuándo se había de hinchar, o caer muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios. |
Tanto la gente que iba delante de él como la que iba detrás gritaba: ―¡Hosanna al Hijo de David! ―¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ―¡Hosanna en las alturas!
―¿Y qué voy a hacer con Jesús, al que llaman Cristo? —les preguntó Pilato. ―¡Crucifícalo! —respondieron todos.
Cerca de allí había una finca que pertenecía a Publio, el funcionario principal de la isla. Este nos recibió en su casa con amabilidad y nos hospedó durante tres días.
Todos, desde el más pequeño hasta el más grande, le prestaban atención y decían: «¡Este hombre es al que llaman el Gran Poder de Dios!».