La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




Hechos 27:17 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Después de subirlo a bordo, amarraron con sogas todo el casco del barco para reforzarlo. Y, como tenían miedo de que el barco fuera a quedar atrapado en los bancos de arena de la Sirte, bajaron las velas y dejaron que el viento los llevara a donde fuera.

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y una vez subido a bordo, usaron de refuerzos para ceñir la nave; y teniendo temor de dar en la Sirte, arriaron las velas y quedaron a la deriva.

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

Después los marineros ataron cuerdas alrededor del casco del barco para reforzarlo. Tenían miedo de que el barco fuera llevado a los bancos de arena de Sirte, frente a la costa africana, así que bajaron el ancla flotante para disminuir la velocidad del barco y se dejaron llevar por el viento.

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

Una vez subido a bordo, hubo que asegurar el casco ciñéndolo por debajo con cables. Ante el peligro de encallar en las arenas de Sirte, soltaron el ancla flotante y nos dejamos arrastrar.

Ver Capítulo

La Biblia Textual 3a Edicion

Después de izarlo, ciñeron con amarras la nave por debajo, y temiendo encallar° en la Sirte,° arriaron los aparejos° y se dejaban llevar a la deriva.

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Izado éste, reforzaron el casco de la nave con maromas y, por miedo de encallar en la Sirte, echaron el ancla flotante y se dejaban ir así a la deriva.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

el cual subido a bordo, usaban de refuerzos, ciñendo la nave; y teniendo temor de que diesen en la Sirte, arriando velas, quedaron a la deriva.

Ver Capítulo
Otras versiones



Hechos 27:17
5 Referencias Cruzadas  

Mientras pasábamos por una pequeña isla llamada Cauda que nos protegía del viento, con mucha dificultad pudimos sujetar el bote salvavidas.


Sin embargo, el barco tiene que quedar atrapado en las arenas de alguna isla».


Tuvieron miedo de que fuéramos a estrellarnos contra las rocas. Por eso echaron cuatro anclas por la parte trasera del barco, y se pusieron a rogar que amaneciera.


Cortaron las anclas y las dejaron caer en el mar, desatando a la vez las amarras de los timones. Luego levantaron a favor del viento la vela de la parte delantera, y el viento los movió hacia la playa.


Pero el barco fue a dar a un depósito de arena y allí quedó atrapado. La parte delantera se encajó en el fondo y de allí no pasó, mientras que la parte trasera se hacía pedazos por el golpe de las olas.