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Hechos 18:19 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Al llegar a Éfeso, Pablo se separó de sus compañeros y entró en la sinagoga. Allí les habló a los judíos acerca de Jesús.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y llegó a Éfeso, y los dejó allí; y entrando en la sinagoga, discutía con los judíos,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Primero se detuvieron en el puerto de Éfeso, donde Pablo dejó a los demás. Mientras estuvo en Éfeso, fue a la sinagoga para razonar con los judíos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Así fue como llegaron a Efeso, y allí dejó que ellos se fueran. Pablo entró en la sinagoga y empezó a discutir con los judíos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Cuando llegaron° a Éfeso, se separó de ellos, y entrando en la sinagoga, discutía° con los judíos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Llegaron a Éfeso y los dejó allí. Él, por su parte, entró en la sinagoga y se puso a hablar a los judíos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y llegó a Éfeso, y los dejó allí. Mas él entrando en la sinagoga disputaba con los judíos,

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Otras versiones



Hechos 18:19
21 Referencias Cruzadas  

Estos le pidieron que se quedara más tiempo con ellos. Él no aceptó,


pero al despedirse les prometió: «Ya volveré, si Dios quiere». Y se fue de Éfeso en un barco.


Por aquel tiempo llegó a Éfeso un judío llamado Apolos, nacido en Alejandría. Era un hombre educado y convencía a la gente, pues conocía bien las Escrituras.


Todos los sábados discutía en la sinagoga, tratando de convencer a judíos y a griegos.


Mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo recorrió las regiones montañosas y llegó a Éfeso. Allí encontró a algunos discípulos.


Cuando se enteraron los judíos y los griegos que vivían en Éfeso, el temor se apoderó de todos ellos, y el nombre del Señor Jesús recibía la gloria.


Les consta además que el tal Pablo ha logrado convencer a mucha gente no solo en Éfeso, sino en casi toda la provincia de Asia. Él dice que no son dioses los que se hacen con las manos.


Al oír esto, se enfurecieron y comenzaron a gritar: ―¡Grande es Artemisa de los efesios!


El secretario del concejo municipal logró calmar a la gente y dijo: ―Ciudadanos de Éfeso, ¿acaso no sabe todo el mundo que la ciudad de Éfeso es guardiana del templo de la gran Artemisa y de su estatua bajada del cielo?


Pablo había decidido no parar en Éfeso para no demorarse en la provincia de Asia. Tenía prisa por llegar a Jerusalén para el día de Pentecostés, si fuera posible.


Así que, Pablo mandó llamar a los líderes de la iglesia de Éfeso para que vinieran a Mileto.


Ya antes habían visto en la ciudad a Trófimo el efesio en compañía de Pablo y suponían que Pablo lo había metido en el Templo.


En Éfeso me tuve que enfrentar a personas que parecían animales salvajes. Pero, si los muertos no resucitan, ¿qué gané con eso? Si los muertos no resucitan, «¡comamos y bebamos, que mañana moriremos!».


Pero me quedaré en Éfeso hasta que llegue la fiesta de Pentecostés.


Los saluda Pablo. Soy apóstol de Cristo Jesús porque Dios así lo quiso. Esta carta va dirigida a los creyentes que están en Éfeso y que siguen confiando en Cristo Jesús.


Al salir para Macedonia, te encargué que te quedaras en Éfeso. Allí hay unos que dicen ser maestros dando falsas enseñanzas, y te pedí que les ordenaras que dejen de hacerlo.


Le pido al Señor que lo trate con bondad en el día del juicio final. Tú conoces muy bien las muchas veces que me ayudó en Éfeso.


A Tíquico lo mandé a Éfeso.


y me decía: «Escribe en un libro lo que veas y envíalo a las siete iglesias: a Éfeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardis, a Filadelfia y a Laodicea».


»Escribe al ángel de la iglesia de Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su mano derecha y anda en medio de los siete candelabros de oro dice esto: