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Hechos 16:14 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Una de ellas, que se llamaba Lidia, adoraba a Dios. Era de la ciudad de Tiatira y vendía telas muy finas y costosas. Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que respondiera al mensaje de Pablo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Una de ellas era Lidia, de la ciudad de Tiatira, una comerciante de tela púrpura muy costosa, quien adoraba a Dios. Mientras nos escuchaba, el Señor abrió su corazón y aceptó lo que Pablo decía.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Una de ellas se llamaba Lidia, y era de las que temen a Dios. Era vendedora de púrpura y natural de la ciudad de Tiatira. Mientras nos escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que aceptase las palabras de Pablo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y estaba escuchando cierta mujer de nombre Lidia, de la ciudad de Tiatira, negociante en telas de púrpura, temerosa de Dios. Y el Señor le abrió el corazón para que estuviera atenta a lo que decía Pablo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Una de ellas, por nombre Lidia, traficante en púrpuras, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, nos escuchaba atentamente y el Señor le abrió el corazón para aceptar lo que Pablo decía.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y una mujer llamada Lidia, que vendía púrpura en la ciudad de Tiatira, temerosa de Dios, estaba oyendo; el corazón de la cual abrió el Señor para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.

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Otras versiones



Hechos 16:14
24 Referencias Cruzadas  

Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras.


Entre los que habían subido a adorar en la fiesta había algunos griegos.


Él y toda su familia amaban y obedecían a Dios. Cornelio ayudaba a los judíos pobres y oraba a Dios constantemente.


El poder del Señor estaba con ellos, y un gran número creyó y se convirtió al Señor.


Cuando terminó la reunión, muchos judíos y extranjeros que habían aceptado la religión judía acompañaron a Pablo y a Bernabé. Ellos, por su parte, los animaron a seguir confiando en el inmerecido amor de Dios.


Pero los judíos hablaron con mujeres muy distinguidas y favorables al judaísmo. También hablaron con los hombres más importantes de la ciudad, y a todos los convencieron de ir en contra de Pablo y Bernabé. Así lograron echarlos fuera de la región.


Al salir de la cárcel, Pablo y Silas se dirigieron a la casa de Lidia. Allí se encontraron con los creyentes y los animaron. Después, se fueron.


Entonces Pablo salió de la sinagoga y se fue a la casa de un tal Ticio Justo, que adoraba a Dios y que vivía al lado de la sinagoga.


Felipe comenzó el viaje y se encontró con un importante oficial etíope. Estaba encargado de todo el tesoro de la Candace, reina de los etíopes. Este había ido a Jerusalén para adorar.


Por lo tanto, Dios no nos elige porque nosotros lo queramos o porque nos esforcemos. Dios elige a quien él quiere mostrarle su misericordia.


Pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.


y me decía: «Escribe en un libro lo que veas y envíalo a las siete iglesias: a Éfeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardis, a Filadelfia y a Laodicea».


Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré y cenaré con él y él, conmigo.


»Escribe al ángel de la iglesia de Filadelfia: El Santo, el Verdadero, el que tiene la llave del reino de David. El que abre y nadie puede cerrar. El que cierra y nadie puede abrir, dice esto: