Algunas mujeres miraban desde lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé.
Hechos 15:13 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Cuando terminaron, Santiago tomó la palabra y dijo: ―Hermanos en la fe, escúchenme. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando terminaron, Santiago se puso de pie y dijo: «Hermanos, escúchenme. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando terminaron de hablar, Santiago tomó la palabra y dijo: 'Hermanos, escúchenme:' La Biblia Textual 3a Edicion Cuando terminaron de hablar, Jacobo tomó la palabra y dijo: Varones hermanos, oídme: Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando acabaron su informe, tomó la palabra Santiago y dijo: 'Oídme, hermanos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y después que hubieron callado, Jacobo respondió, diciendo: Varones hermanos, oídme. |
Algunas mujeres miraban desde lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé.
Con la mano Pedro les hizo señas de que se callaran, y les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. ―Cuéntenles esto a Santiago y a los otros creyentes —les dijo. Luego salió y se fue a otro lugar.
Simón Pedro nos ha explicado que Dios desde el principio tuvo a bien elegir de entre los no judíos un pueblo para honra de su nombre.
Pedro se puso de pie junto con los demás apóstoles. Entonces, con fuerte voz, dijo: «Compatriotas judíos y todos ustedes que están en Jerusalén. Déjenme explicarles lo que sucede. Presten atención a lo que les voy a decir.
»Israelitas, escuchen esto: Jesús de Nazaret fue un hombre aprobado por Dios ante ustedes con milagros, señales y maravillas. Todo esto lo hizo Dios entre ustedes por medio de él, como bien lo saben.
»Amigos israelitas, permítanme hablarles con franqueza: Nuestro antepasado David murió y fue enterrado. Su tumba está entre nosotros hasta el día de hoy.
Al día siguiente, Pablo fue con nosotros a ver a Santiago, y todos los líderes estaban presentes.
Él contestó: ―Amigos israelitas y líderes del pueblo, ¡escúchenme! El Dios de la gloria se apareció a nuestro padre Abraham. Lo hizo cuando este aún vivía en Mesopotamia, antes de irse a vivir en Jarán.
No vi a ningún otro de los apóstoles; solo vi a Santiago, el hermano del Señor.
Y es que, antes que llegaran algunos de parte de Santiago, Pedro acostumbraba comer con los no judíos. Sin embargo, cuando ellos llegaron, dejó de hacerlo y se separó de los no judíos. Les tenía miedo a los judíos que insistían en la necesidad de circuncidarse.
En efecto, Santiago, Pedro y Juan, que eran considerados líderes importantes, reconocieron que Dios, aunque yo no lo merecía, me escogió. Entonces nos dieron la mano a Bernabé y a mí aceptándonos como compañeros. Y acordamos que nosotros iríamos a los no judíos y ellos a los judíos.
Los saluda Santiago, servidor de Dios y del Señor Jesucristo. Les dirijo esta carta a las doce tribus que están esparcidas por el mundo.
Mis queridos hermanos en la fe, tengan presente esto: todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para contestar y para enojarse.