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Gálatas 5:5 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Pero nosotros sabemos que el Espíritu y la fe que tenemos en Cristo nos dan la seguridad de que Dios nos aceptará como justos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Sin embargo, los que vivimos por el Espíritu esperamos con anhelo recibir por la fe la justicia que Dios nos ha prometido.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

A nosotros, en cambio, el Espíritu nos da la convicción de que por la fe seremos tales como Dios nos quiere.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Porque nosotros, mediante el Espíritu, por fe, esperamos la promesa de la justicia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pues nosotros, confiados en el Espíritu y procediendo por fe, aguardamos pacientemente la esperanza de la justicia.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Mas nosotros por el Espíritu aguardamos la esperanza de la justicia por fe.

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Otras versiones



Gálatas 5:5
17 Referencias Cruzadas  

Así como reinó el pecado provocando la muerte, ahora reina el amor. Reina el inmerecido amor de Dios, que nos declara justos y nos da vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor.


Por eso ahora no les falta ninguna capacidad espiritual, y pueden esperar con gran anhelo que vuelva nuestro Señor Jesucristo.


Pues gracias a lo que él hizo podemos acercarnos al Padre por medio de un mismo Espíritu.


Quiero estar unido a él, pero eso no lo ganaré tratando de ser justo por mi obediencia a la Ley. Solo se gana al creer en Cristo, pues, por medio de él, Dios nos acepta como justos. Él nos acepta por medio de la fe.


Nos contaron que ahora esperan que Jesús regrese del cielo. Dios fue quien resucitó a su Hijo, y su Hijo nos libra del castigo que vendrá sobre los pecadores.


Le pido al Señor que los guíe en cómo amar como Dios ama y cómo resistir los sufrimientos como Cristo lo hizo.


Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me dará en aquel día. Me la dará a mí y a todo el que con amor haya esperado su venida.


Viviremos de esa manera mientras esperamos que se cumpla la bendita promesa en la cual confiamos, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.