Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.
Filipenses 1:30 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Ustedes sufren la misma lucha que antes me vieron sufrir a mí, y ahora saben que sigo luchando. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí, y ahora oís que hay en mí. Biblia Nueva Traducción Viviente Estamos juntos en esta lucha. Ustedes han visto mi lucha en el pasado y saben que aún no ha terminado. Biblia Católica (Latinoamericana) en el mismo tipo de lucha que soporto yo, como lo han podido ver y ahora lo escuchan de mí. La Biblia Textual 3a Edicion teniendo vosotros el mismo conflicto que visteis en mí,° y ahora oís que está en mí. Biblia Serafín de Ausejo 1975 librando el mismo combate que visteis en mí y que ahora oís decir que mantengo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) teniendo el mismo conflicto que visteis en mí, y ahora oís está en mí. |
Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.
Es más, los soldados que vigilan el palacio, y todos los demás, saben que estoy preso por servir a Cristo.
Quiero que sepan de la gran lucha que sostengo por el bien de ustedes y de los que están en Laodicea, y de tantos que no me conocen personalmente.
Y saben también que, a pesar de los sufrimientos y los insultos que antes recibimos en Filipos, nuestra confianza en nuestro Dios creció. Por eso nos atrevimos a comunicarles la buena noticia en medio de una gran lucha.
Luchar por mantener la fe es como estar en medio de una batalla. Pelea esa buena batalla. Haz tuya la vida eterna, pues Dios te llamó para dártela. Tú atendiste ese llamado cuando dijiste que confiabas en Cristo delante de muchos testigos.
Me he esforzado, como quien pelea una buena batalla o termina una carrera. Y, al final, he mantenido la fe en Cristo.
¡Estamos rodeados de una gran cantidad de testigos! Nos miran como si estuviéramos en una carrera. Por tanto, eliminemos de nuestra vida el pecado, que es como un peso que nos estorba para correr y se nos enreda en los pies. Corramos sin descanso la carrera que tenemos por delante.
Es cierto que ustedes tienen una lucha contra el pecado. Sin embargo, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre.
Ellos lo han vencido con la sangre del Cordero y con el mensaje que anunciaron. Nunca tuvieron miedo de morir, pues estaban dispuestos a dar su vida.