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Efesios 2:3 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

En ese tiempo todos nosotros también vivíamos haciendo lo mismo. Nos dejábamos llevar por nuestros malos deseos, haciendo lo que queríamos y siguiendo nuestras propias ideas. Al igual que los demás, hacíamos enojar a Dios y merecíamos su castigo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Todos vivíamos así en el pasado, siguiendo los deseos de nuestras pasiones y la inclinación de nuestra naturaleza pecaminosa. Por nuestra propia naturaleza, éramos objeto del enojo de Dios igual que todos los demás.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

De ellos éramos también nosotros, y nos dejamos llevar por las codicias humanas, obedeciendo a los deseos de nuestra naturaleza y consintiendo sus proyectos, e íbamos directamente al castigo, lo mismo que los demás.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Entre ellos también vivimos todos nosotros en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad° de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

entre los cuales también nosotros todos vivíamos entonces según las tendencias de nuestra carne, realizando los deseos de la carne y de la mente, y éramos, por naturaleza, hijos de ira, exactamente como los otros...

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo; en las concupiscencias de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.

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Otras versiones



Efesios 2:3
54 Referencias Cruzadas  

pero las preocupaciones de esta vida, el engaño de las riquezas y muchos otros malos deseos entran hasta ahogar la palabra. Por eso, las semillas no llegan a dar fruto.


Estos no nacen de padres humanos. No son producto del deseo ni de la voluntad humana. Nacen de Dios.


Ustedes son de su padre, el diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio este ha sido un asesino. Nunca dice la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira!


En épocas pasadas él permitió que todas las naciones siguieran su propio camino.


Por eso Dios los ha dejado hacer el mal que en su mente han deseado. Así que tuvieron relaciones sexuales prohibidas y usaron sus cuerpos de forma vergonzosa.


De hecho, en otro tiempo ustedes fueron desobedientes a Dios. Pero ahora, por la desobediencia de los israelitas, a ustedes se les ha mostrado compasión.


Más bien, busquen la compañía del Señor Jesucristo y dejen de complacer los malos deseos.


Sabemos que los no judíos no conocen la Ley. Pero ellos, por instinto, conocen lo que la Ley exige. Así que, ellos conocen por sí mismos lo que es bueno o malo aunque no tengan la Ley.


Cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo. Entonces, ¡con mucha más razón seremos salvados ahora que él vive!


Hemos sido declarados justos por su muerte. Entonces, gracias a Cristo, ¡con mucha más razón seremos salvados del castigo de Dios!


Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado domine su cuerpo mortal, ni obedezcan a sus malos deseos.


Yo sé que soy un ser humano pecador, que lo malo me domina. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo.


Aunque Dios quería mostrar su enojo y dar a conocer su poder, no lo hizo. Al contrario, soportó con mucha paciencia a los que merecían ser castigados y destruidos.


¿Quién te hace más importante que los demás? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y, si lo recibiste, ¿por qué te sientes orgulloso, como si no te lo hubieran dado?


Queridos hermanos en la fe, ya que Dios nos ha hecho estas promesas, limpiemos nuestro cuerpo y espíritu de todo mal. Respetemos a Dios, porque así llegaremos a ser completamente santos.


Pero la Escritura dice que todo el mundo es dominado por el pecado. Por eso, los que creen en Jesucristo recibirán lo prometido por Dios.


Vivían siguiendo el ejemplo de la gente de este mundo. Hacían todo lo que les indicaba el diablo, que es el espíritu que gobierna con poder en el aire. Es él quien gobierna sobre los que no obedecen a Dios.


Con respecto a la manera en que antes vivían, se les enseñó que ahora deben vivir diferente. Dejen esa vieja vida, porque los malos deseos los controlan con mentiras.


En otro tiempo ustedes, por su actitud y sus malas acciones, estaban alejados de Dios y eran sus enemigos.


Hermanos en la fe, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se pongan tristes como la gente que no tiene esperanza.


Por eso debemos vivir alertas y pensar con claridad, obedeciendo al Señor. Algunos viven sin preocuparse de estas cosas, parecen dormidos.


Los que quieren hacerse ricos caen en la tentación de muchas cosas malas y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estas preocupaciones sin sentido y dañinas hunden a la gente en la ruina y en la destrucción.


En otro tiempo también nosotros éramos tontos y desobedientes. Fuimos engañados y nos hicimos esclavos de toda clase de malos deseos y placeres. Vivíamos haciendo el mal y llenos de envidia. Éramos gente odiosa y nos odiábamos unos a otros.


Cuando ustedes vivían en la ignorancia, se dejaban controlar por sus malos deseos. Pero ahora, como hijos obedientes, no deben vivir así.


Con solo mirar a una mujer ya desean tener relaciones sexuales con ella, y nunca se cansan de pecar. Engañan a las personas que tienen una fe débil, y se la pasan deseando tener más y más dinero. ¡Merecen ser castigados por Dios!


Hablan y enseñan con orgullo, aunque todo lo que dicen no tiene sentido. Invitan a la gente a participar de sus vicios y placeres sin control, y así engañan a los que recién se han alejado de los que viven en pecado.


Nada de lo que esa gente te ofrece viene del Padre, pues solo ofrece lo que es pecado. Me refiero a los malos deseos del cuerpo, como desear tener lo que agrada a los ojos y volverse orgulloso de las riquezas que se tienen.


Sin embargo, esto que les escribo es un mandamiento nuevo. Y la verdad que transmite este nuevo mandamiento se puede ver tanto en la vida de Cristo como en la de ustedes. Todos la pueden ver porque la oscuridad ya va desapareciendo y ahora brilla la luz verdadera.