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Efesios 2:12 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Recuerden que ustedes estaban separados de Cristo, no eran parte del pueblo de Israel. Tampoco les fueron dados los pactos y la promesa. En este mundo ustedes vivían sin esperanza y sin Dios.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

En esos tiempos, ustedes vivían apartados de Cristo. No se les permitía ser ciudadanos de Israel, y no conocían las promesas del pacto que Dios había hecho con ellos. Ustedes vivían en este mundo sin Dios y sin esperanza,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

En aquel tiempo no esperaban un Mesías, no tenían parte en el pueblo de Israel y no les correspondían las alianzas de Dios ni sus promesas; ustedes vivían en este mundo sin esperanza y sin Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

en aquel tiempo estabais sin el Mesías, apartados de la ciudadanía de Israel, y extraños a los pactos de la promesa, no teniendo esperanza, y sin Dios en el mundo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

estabais en aquel tiempo lejos de Cristo, privados de la ciudadanía de Israel y extraños a las alianzas de la promesa, sin tener esperanza, y sin Dios en el mundo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

que en aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y extranjeros a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.

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Efesios 2:12
51 Referencias Cruzadas  

También prometió que mostraría misericordia a nuestros antepasados al acordarse de su santo pacto.


Tengo otras ovejas que no son de este redil y también a ellas debo traerlas. Así ellas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.


»Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto. Separados de mí no pueden ustedes hacer nada.


Ahora ustedes adoran lo que no conocen. Nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación proviene de los judíos.


En efecto, la promesa es para ustedes, para sus hijos y aun para todos los que viven lejos. Es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios llame.


Por este motivo he pedido verlos y hablar con ustedes. Me han encadenado por tener la misma esperanza que tiene todo Israel.


Ustedes, pues, son herederos de los profetas y del pacto que Dios estableció con nuestros antepasados. Así lo hizo cuando le dijo a Abraham: “Todos los pueblos del mundo serán bendecidos por medio de tu familia”.


En otras palabras, no se es hijo de Dios por ser descendiente de Abraham. Al contrario, los verdaderos hijos de Abraham son los que nacen de la promesa de Dios.


Antes, cuando no conocían a Dios, ustedes eran esclavos de dioses falsos.


Por lo tanto, ustedes los no judíos ya no son extraños para Dios. No son extranjeros, sino que son parte de su pueblo. Son miembros de la familia de Dios, con los mismos derechos que los demás.


Tienen una mente que no los deja pensar con claridad. Además rechazan la vida que Dios ofrece, pues son ignorantes y tercos.


En otro tiempo ustedes, por su actitud y sus malas acciones, estaban alejados de Dios y eran sus enemigos.


Dios se propuso revelarles cuál es la gloriosa riqueza de ese plan secreto para todas las naciones. Y el plan es que Cristo viva en ustedes, y les dé la seguridad de compartir la gloria de Dios.


Y sabemos que lo hacen porque están seguros de la recompensa que Dios les dará en el cielo. Esta seguridad la obtuvieron al escuchar el verdadero mensaje, que es la buena noticia


Hermanos en la fe, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se pongan tristes como la gente que no tiene esperanza.


Dios quiere que no se dejen llevar por los malos deseos, como hacen los que no creen en él ni lo conocen.


Dios nuestro Padre nos amó mucho y, aunque no merecemos ese amor, nos consuela eternamente y nos da la seguridad de nuestra salvación. A él y a nuestro Señor Jesucristo les pido


Te saluda Pablo, apóstol de Cristo Jesús por mandato de Dios nuestro Salvador y de Cristo Jesús, quien nos da confianza en nuestra salvación.


apagaron la furia de las llamas. Por la fe escaparon de morir a filo de espada. Convirtieron su debilidad en fortaleza. Lucharon valientemente en la guerra y pusieron en fuga a ejércitos extranjeros.


Es imposible que Dios mienta, y por eso la promesa y el juramento son dos realidades que no cambian. Eso nos anima fuertemente a seguir buscando la protección de Dios y a seguir confiando en la promesa que él nos ha dado.


Pero el trabajo sacerdotal que Jesús ha recibido es superior al de ellos. De igual manera, el pacto que Dios ha hecho con nosotros por medio de Jesús es superior al antiguo, ya que se basa en mejores promesas.


Por medio de él ustedes creen en Dios, que lo resucitó y le dio gloria. Es por eso que la fe de ustedes y su confianza están puestas en Dios.


¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nuevas personas y nos ha dado seguridad de que recibiremos sus promesas. Es como si nos hubiera hecho nacer de nuevo, y eso lo hizo por medio de la resurrección de Jesucristo.


Más bien, reconozcan en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre listos para responder a todo el que les pida una explicación de la confianza que tienen en Dios.


Todo el que confía en que Cristo así lo hará deja de vivir pecando, porque Cristo no tiene pecado.