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Apocalipsis 6:6 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Y oí una voz en medio de los cuatro seres vivientes que decía: «Vende un kilo de trigo, o tres kilos de cebada, por el salario de un día; pero no afectes el precio del aceite ni del vino».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Y oí que una voz que salió de entre los cuatro seres vivientes decía: «Un pan de trigo o tres panes de cebada costarán el salario de un día. Y no desperdicies el aceite de oliva y el vino».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Entonces se escuchó una voz de en medio de los cuatro Seres que decía: 'Una medida de trigo por una moneda de plata; tres medidas de cebada por una moneda también; ya no gastes el aceite y el vino.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y oí como una voz en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Un cuartillo de trigo por un denario, y tres cuartillos de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Y oí como una voz en medio de los cuatro seres vivientes que decía: 'Una medida de trigo por denario; y tres medidas de cebada por denario. Pero el aceite y el vino no los dañes'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y oí una voz en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Una medida de trigo por un denario, y tres medidas de cebada por un denario; y no hagas daño al vino ni al aceite.

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Otras versiones



Apocalipsis 6:6
6 Referencias Cruzadas  

Se les ordenó que no dañaran la hierba de la tierra, ni ninguna planta ni ningún árbol. Tan solo podían hacer daño a las personas que no llevaran en la frente el sello de Dios.


También había algo parecido a un mar, transparente como el cristal. En el centro, rodeando el trono, había cuatro seres vivientes. Estos estaban llenos de ojos por delante y por detrás.


«¡No hagan daño ni a la tierra, ni al mar ni a los árboles, hasta que hayamos puesto un sello en la frente de los servidores de nuestro Dios!».


Se levantará nación contra nación, y reino contra reino. Habrá hambre y terremotos en diferentes lugares.


Cada uno de ellos tenía seis alas y estaba lleno de ojos por dentro y por fuera. Y día y noche repetían sin parar: «Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era y que es y que ha de venir».