―Tú lo has dicho —respondió Jesús—. Pero yo les digo a todos: De ahora en adelante ustedes verán al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso y viniendo sobre las nubes del cielo.
Apocalipsis 6:16 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Todos gritaban a las montañas y a las peñas: «¡Caigan sobre nosotros y escóndannos de la mirada del que está sentado en el trono! ¡Escóndannos, porque el Cordero está muy enojado! Más versionesBiblia Reina Valera 1960 y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; Biblia Nueva Traducción Viviente Y gritaban a las montañas y a las rocas: «Caigan sobre nosotros y escóndannos del rostro de aquel que se sienta en el trono, y de la ira del Cordero; Biblia Católica (Latinoamericana) y decían: 'Caigan sobre nosotros, cerros y rocas y ocúltennos del que se sienta en el trono y de la cólera del Cordero, La Biblia Textual 3a Edicion y dijeron a las montañas y a las peñas: ¡Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro del que está sentado en el trono, y de la ira del Cordero!° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y dicen a los montes y a los riscos: ' Caed sobre nosotros y ocultadnos de la presencia del que está sentado en el trono, y de la ira del Cordero'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y decían a las montañas y a las rocas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de Aquél que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; |
―Tú lo has dicho —respondió Jesús—. Pero yo les digo a todos: De ahora en adelante ustedes verán al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso y viniendo sobre las nubes del cielo.
Jesús se les quedó mirando. Estaba enojado y entristecido por su falta de compasión, y le dijo al hombre: ―Extiende la mano. Así que la extendió, y la mano le quedó curada.
Entonces »“dirán a las montañas: ‘¡Caigan sobre nosotros!’, y a las colinas: ‘¡Cúbrannos!’ ”.
e hizo un juramento. Juró por el que vive para siempre, el que creó el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. Dijo: «¡El tiempo ha terminado!
De su boca salía una espada afilada, con la que herirá a las naciones. «Las gobernará con mucha dureza». Él mismo exprime uvas para sacar el vino que representa el terrible enojo del Dios Todopoderoso.
Luego vi un gran trono blanco y a alguien que estaba sentado en él. En su presencia desaparecieron la tierra y el cielo, sin dejar rastro alguno.
Al instante el Espíritu tomó control de mí. Entonces vi un trono en el cielo y a alguien sentado en el trono.
Del trono salían relámpagos, estruendos y truenos. Delante del trono ardían siete antorchas de fuego, que son los siete espíritus de Dios.
Estos seres vivientes adoraban, honraban y daban gracias al que está sentado en el trono y vive para siempre. Cada vez que hacían eso,
Vi que el que estaba sentado en el trono tenía un rollo de pergamino en su mano derecha. Este rollo estaba escrito por ambos lados. Además, tenía siete sellos que impedían que alguien lo abriera.
Y gritaban a gran voz: «Soberano Señor, santo y verdadero, ¿cuándo juzgarás a los habitantes de la tierra?; ¿cuándo vengarás nuestra muerte?».
En aquellos días la gente buscará la muerte, pero no la encontrará. Desearán morir, pero la muerte huirá de ellos.