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Apocalipsis 3:5 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

El vencedor se vestirá de blanco. Jamás borraré su nombre del libro de la vida. Reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Todos los que salgan vencedores serán vestidos de blanco. Nunca borraré sus nombres del libro de la vida, sino que anunciaré delante de mi Padre y de sus ángeles que ellos me pertenecen.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El vencedor vestirá de blanco. Nunca borraré su nombre del libro de la vida, sino que proclamaré su nombre delante de mi Padre y de sus ángeles.

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La Biblia Textual 3a Edicion

El que así venza se vestirá con vestiduras blancas, y no borraré jamás su nombre del libro de la vida,° y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus santos ángeles.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

El que venza será vestido así, con vestiduras blancas. No borraré jamás su nombre del libro de la vida, y proclamaré su nombre ante mi Padre y ante sus ángeles'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.

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Otras versiones



Apocalipsis 3:5
23 Referencias Cruzadas  

»A cualquiera que me reconozca delante de los demás, yo también lo reconoceré delante de mi Padre que está en el cielo.


Sin embargo, no se alegren de que puedan hacer que los espíritus obedezcan. Más bien, alégrense de que sus nombres están escritos en el cielo.


»Les aseguro que, a cualquiera que me reconozca delante de los demás, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios.


Y a ti, mi fiel compañero, te pido que ayudes a estas mujeres que han luchado a mi lado en el anuncio de la buena noticia. Han luchado junto con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.


Dios tiene el poder para protegerlos. Él los cuidará para que no hagan lo malo. Así los presentará ante su gloriosa presencia sin pecado y con gran alegría.


A la bestia la adorarán todos los habitantes de la tierra. Es decir, aquellos cuyos nombres no han sido escritos en el libro de la vida. Ese libro pertenece al Cordero que fue sacrificado desde la creación del mundo.


La bestia que has visto es la que antes era, pero ya no es. Está a punto de salir del abismo, pero va rumbo a la destrucción. Los que se asombraron son aquellos cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida desde la creación del mundo.


y se le ha permitido vestirse de tela fina, limpia y resplandeciente». (La tela fina representa las acciones justas de los creyentes.)


El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El vencedor no sufrirá daño alguno de la segunda muerte, es decir, jamás será separado de Dios.


El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré derecho a comer del árbol de la vida. Este árbol está en el paraíso de Dios.


Vi también a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono. Se abrieron unos libros. Luego se abrió otro libro, que es el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados según lo que habían hecho, conforme a lo que estaba escrito en los libros.


Todo aquel cuyo nombre no estaba escrito en el libro de la vida era echado al lago de fuego.


Nunca entrará en ella algo malo, ni entrarán los idólatras ni los mentirosos. Tan solo entrarán aquellos que tienen su nombre escrito en el libro de la vida, el libro del Cordero.


Y que nadie le quite nada al mensaje de este libro de profecía. Al que lo haga, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa, que se mencionan en este libro.


Al vencedor le daré un lugar importante en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí. Sobre él escribiré el nombre de mi Dios. También escribiré el nombre de la nueva Jerusalén, ciudad de mi Dios. Esta ciudad baja del cielo de parte de mi Dios. Además, escribiré sobre él mi nombre nuevo.


Sin embargo, tienes en Sardis a unos cuantos que no viven haciendo lo malo. Ellos merecen caminar conmigo vestidos de blanco, el color de la santidad.


Entonces cada uno de ellos recibió ropas blancas. Y se les dijo que esperaran un poco más. Primero tenía que completarse el número de sus compañeros de servicio. Es decir, de los creyentes que iban a sufrir la muerte como ellos.