Y esta buena noticia del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.
Apocalipsis 3:10 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Tú has obedecido mi mandato de confiar hasta el final. Por eso, yo te protegeré cuando llegue la hora de prueba que vendrá sobre el mundo entero. De esta manera serán probados los que viven en la tierra. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra. Biblia Nueva Traducción Viviente »Dado que has obedecido mi mandato de perseverar, yo te protegeré del gran tiempo de prueba que vendrá sobre el mundo entero para probar a los que pertenecen a este mundo. Biblia Católica (Latinoamericana) Has guardado mis palabras, que ponen a prueba la constancia, pues yo te protegeré en la hora de la prueba que va a venir sobre el mundo entero y que probará a los habitantes de la tierra. La Biblia Textual 3a Edicion Por cuanto has guardado la Palabra de mi paciencia, Yo también te guardaré de la hora de la prueba que está a punto de venir sobre el mundo entero,° para probar a los que moran en la tierra. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Porque has guardado la consigna de mi constancia, también yo te guardaré en la hora de la prueba que va a venir sobre todo el mundo para probar a los que habitan sobre la tierra. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre todo el mundo, para probar a los que moran sobre la tierra. |
Y esta buena noticia del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.
Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil».
Les aseguro que en cualquier parte del mundo donde se predique la buena noticia, se contará también, en memoria de esta mujer, lo que ella hizo.
Por aquellos días, Augusto César ordenó que se hiciera un censo en todo el Imperio romano.
»A los que me diste del mundo les he revelado tu nombre. Eran tuyos; tú me los diste y ellos han obedecido tu palabra.
En primer lugar, por medio de Jesucristo doy gracias a mi Dios por todos ustedes. Doy gracias porque en el mundo entero se habla bien de la fe que ustedes tienen en Jesús.
Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no hayan sufrido otras personas. Pero Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida para que puedan resistir.
Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza.
Si resistimos, también reinaremos con él. Si decimos no conocerlo, también él dirá no conocernos.
Mis hermanos en la fe, un árbol de aceitunas no produce higos, y uno de higos no produce uvas. Pues tampoco una fuente de agua amarga puede dar agua dulce.
Queridos hermanos en la fe, no se extrañen de que su confianza esté siendo puesta a prueba. Esto no es nada extraño.
Todo esto demuestra que el Señor sabe librar de la tentación a los que viven como Dios quiere. Pero también sabe castigar a los malvados, y lo hará cuando llegue el día del juicio.
Yo, Juan, soy su hermano en la fe. Con ustedes comparto el sufrimiento, el reino y el seguir confiando en Jesús. Yo fui enviado a la isla de Patmos como castigo por anunciar el mensaje de Dios y hablar acerca de Jesús.
Los habitantes de la tierra se alegrarán de su muerte. Entonces harán fiesta e intercambiarán regalos, porque estos dos profetas les estaban haciendo la vida imposible.
El que deba ser llevado preso, preso estará. El que deba morir a espada, a filo de espada morirá. ¡Así es como sufren los creyentes por ser obedientes hasta el fin!
Así que se le permitió hacer estas cosas con la autoridad de la primera bestia. Con estas maravillas engañó a los habitantes de la tierra. Les ordenó que hicieran una imagen para adorar a la primera bestia, que seguía con vida, a pesar de haber sido herida a espada.
A la bestia la adorarán todos los habitantes de la tierra. Es decir, aquellos cuyos nombres no han sido escritos en el libro de la vida. Ese libro pertenece al Cordero que fue sacrificado desde la creación del mundo.
¡En esto se sabrá quiénes son creyentes fieles hasta el fin! Así se sabrá quiénes obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen fieles a Jesús.
Luego vi a otro ángel que volaba en medio del cielo. Llevaba el mensaje de la buena noticia, que anunciaba salvación eterna a los que viven en la tierra; es decir, para la gente de toda nación, tribu, idioma y pueblo.
Eran espíritus de demonios que hacían cosas maravillosas. Salieron a reunir a los reyes del mundo entero para el día de la gran batalla del Dios Todopoderoso.
Con ella adoraron dioses falsos los reyes de la tierra. También los habitantes de la tierra hicieron lo mismo».
La bestia que has visto es la que antes era, pero ya no es. Está a punto de salir del abismo, pero va rumbo a la destrucción. Los que se asombraron son aquellos cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida desde la creación del mundo.
No tengas miedo de lo que estás por sufrir. Debes saber que el diablo meterá en la cárcel a algunos de ustedes. Lo hará para ponerlos a prueba; y tendrán que sufrir durante diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.
Conozco todo lo que haces. Mira, delante de ti he dejado abierta una puerta que nadie puede cerrar. Ya sé que tus fuerzas son pocas. Pero has obedecido mi mensaje y no has negado que me conoces.
Y gritaban a gran voz: «Soberano Señor, santo y verdadero, ¿cuándo juzgarás a los habitantes de la tierra?; ¿cuándo vengarás nuestra muerte?».
Seguí observando, y oí un águila que volaba en medio del cielo y gritaba fuertemente: «¡Ay! ¡Ay! ¡Ay de los habitantes de la tierra cuando suenen las tres últimas trompetas! ¡Ya los últimos tres ángeles están a punto de tocarlas!».