A uno que pasaba por allí de vuelta del campo, un tal Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, lo obligaron a llevar la cruz.
Apocalipsis 2:3 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Te has mantenido fiel, has sufrido por hablar de mí, y no te has desanimado. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Biblia Nueva Traducción Viviente Has sufrido por mi nombre con paciencia sin darte por vencido. Biblia Católica (Latinoamericana) Tampoco te falta la constancia y has sufrido por mi nombre sin desanimarte, La Biblia Textual 3a Edicion y° tienes perseverancia, y soportaste por causa de mi nombre, y no has desmayado. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tienes constancia y has sufrido por mi nombre sin desfallecer. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y has sufrido, y tienes paciencia, y has trabajado por mi nombre y no has desmayado. |
A uno que pasaba por allí de vuelta del campo, un tal Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, lo obligaron a llevar la cruz.
Jesús les contó a sus discípulos una parábola para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse.
―Maestro, hemos estado trabajando duro toda la noche y no hemos pescado nada —le contestó Simón—. Pero, como tú me lo mandas, echaré las redes.
Pero la parte que cayó en buen terreno son los que oyen la palabra con corazón noble y bueno, y la retienen. Y, como no dejan de creer en ella, producen una buena cosecha.
Los tratarán así por causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.
Vivan alegres, pues ustedes tienen esperanza. Muestren paciencia cuando les toque sufrir y nunca dejen de orar.
Saluden a Trifena y a Trifosa, las cuales se esfuerzan trabajando por el Señor. Saluden a Pérsida, mi querida hermana en la fe, que ha trabajado muchísimo para el Señor.
A los que hacen el bien para recibir gloria, honor y vivir para siempre, Dios les dará vida eterna.
Pero, si vamos a esperar lo que todavía no tenemos, entonces hay que hacerlo con paciencia.
que los obedezcan, a ellos y a todo el que colabore en este difícil trabajo.
No está bien sentirnos orgullosos del trabajo que otros han hecho. Al contrario, esperamos que, así como su fe va creciendo, nuestro trabajo entre ustedes también irá creciendo en gran manera.
¿Son servidores de Cristo? ¡Qué locura! Yo lo soy más que ellos. He trabajado mucho más que ellos, he sido encarcelado más veces. He recibido los azotes más crueles, he estado en peligro de muerte repetidas veces.
Por esto, ya que por la misericordia de Dios se nos permite servirle, no nos desanimamos.
Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nuestro cuerpo se va gastando, por dentro nuestra fuerza se va renovando día tras día.
Por eso, ya sea que vivamos en nuestro cuerpo o que lo hayamos dejado, nos esforzamos en obedecer al Señor.
Nos han golpeado y encerrado en la cárcel. Hemos sufrido alborotos, hemos hecho trabajos pesados y a veces no hemos dormido ni comido.
Ayúdense unos a otros cuando tengan dificultades, y así cumplirán la ley de Cristo.
No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no nos damos por vencidos, a su debido tiempo Dios nos dará recompensa.
porque siguen confiando firmes en el mensaje que da vida. Así, el día que Cristo vuelva me sentiré orgulloso de que mi trabajo por ustedes no fue inútil.
Y a ti, mi fiel compañero, te pido que ayudes a estas mujeres que han luchado a mi lado en el anuncio de la buena noticia. Han luchado junto con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.
Dios, con su glorioso poder, les dará fuerzas para que puedan seguir creyendo y soportando toda dificultad.
Recordamos delante de Dios, nuestro Padre, todo lo que hacen por medio de la fe y el trabajo que realizan por amor. No olvidamos la firmeza con que continúan confiando en la salvación que nuestro Señor Jesucristo les dará.
Recordarán, hermanos en la fe, nuestros esfuerzos y luchas para anunciarles la buena noticia de Dios. Trabajamos día y noche para que no tuvieran que apoyarnos con dinero.
Hermanos en la fe, les pedimos que traten bien a los que trabajan arduamente entre ustedes y los guían y aconsejan para que confíen en el Señor.
Le pido al Señor que los guíe en cómo amar como Dios ama y cómo resistir los sufrimientos como Cristo lo hizo.
ni comimos el pan de nadie sin pagarlo. Al contrario, día y noche trabajamos arduamente y sin descanso para que ninguno de ustedes tuviera que pagar algo por nosotros.
En efecto, si trabajamos y nos esforzamos es porque hemos puesto nuestra confianza en que el Dios viviente cumplirá sus promesas. Él es el Salvador de todos, especialmente de los que creen.
Los líderes que dirigen bien los asuntos de la iglesia deben ser tratados con doble respeto, especialmente los que dedican sus esfuerzos a la predicación y a la enseñanza.
Ustedes necesitan seguir confiando para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido.
¡Estamos rodeados de una gran cantidad de testigos! Nos miran como si estuviéramos en una carrera. Por tanto, eliminemos de nuestra vida el pecado, que es como un peso que nos estorba para correr y se nos enreda en los pies. Corramos sin descanso la carrera que tenemos por delante.
Por lo tanto, salgamos a su encuentro fuera del campamento y suframos la misma vergüenza que el sufrió.
Porque Dios no es injusto como para olvidarse de lo que ustedes han hecho y del amor que le tienen él. Amor que ustedes le han demostrado al haber servido, y seguir sirviendo, a los creyentes.
No sean perezosos; más bien, imiten a quienes por su confianza y paciencia recibirán las promesas.
Y así, después de esperar con paciencia, Abraham recibió lo que se le había prometido.
Esfuércense también en tener dominio propio y, además del dominio, tengan paciencia, y a la paciencia agreguen entrega a Dios.
Yo, Juan, soy su hermano en la fe. Con ustedes comparto el sufrimiento, el reino y el seguir confiando en Jesús. Yo fui enviado a la isla de Patmos como castigo por anunciar el mensaje de Dios y hablar acerca de Jesús.
Tú has obedecido mi mandato de confiar hasta el final. Por eso, yo te protegeré cuando llegue la hora de prueba que vendrá sobre el mundo entero. De esta manera serán probados los que viven en la tierra.