Sus pies brillaban como el bronce que está al rojo vivo en un horno. Su voz era tan fuerte como el estruendo de una catarata.
Apocalipsis 18:2 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Gritó a gran voz: «¡Ha caído! ¡Ha caído la gran Babilonia! Se ha convertido en vivienda de demonios y en escondite de todo espíritu maligno. Es ahora el nido de toda ave que odiamos y no debemos comer. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Biblia Nueva Traducción Viviente Dio un fuerte grito: «¡Ha caído Babilonia, cayó esa gran ciudad! Se ha convertido en una casa para los demonios. Es una guarida para todo espíritu inmundo, un nido para todo buitre repugnante y una cueva para todo animal sucio y espantoso. Biblia Católica (Latinoamericana) Gritó con voz potente:
'¡Cayó, cayó la Gran Babilonia!
Se ha convertido en guarida de demonios,
en refugio de espíritus inmundos,
en nido de aves impuras
y asquerosas;' La Biblia Textual 3a Edicion Y clamó con voz potente, diciendo: ¡Cayó, cayó la gran Babilonia,° y se convirtió en morada de demonios y guarida de todo espíritu inmundo y encierro de toda ave inmunda y aborrecible!° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Gritó con voz potente, diciendo: '¡Cayó, cayó Babilonia, la grande! Se ha convertido en morada de demonios, en guarida de toda clase de espíritus inmundos, en guarida de toda suerte de aves impuras y aborrecibles. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y clamó fuertemente en alta voz, diciendo: ¡Caída es, caída es Babilonia la grande! Y es hecha habitación de demonios, y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. |
Sus pies brillaban como el bronce que está al rojo vivo en un horno. Su voz era tan fuerte como el estruendo de una catarata.
Dio un grito tan fuerte que parecía el rugido de un león. Entonces siete truenos dieron un gran estruendo, y comenzaron a hablar.
Sus cadáveres quedarán tendidos en la plaza de la gran ciudad, donde fue crucificado su Señor. A esta ciudad se le da el nombre simbólico de Sodoma y Egipto.
Entonces salió del templo otro ángel y le gritó al que estaba sentado en la nube: «Mete la hoz y recoge la cosecha. Ya es tiempo de cosechar, pues la cosecha de la tierra está madura».
Lo seguía un segundo ángel que decía: «¡Ya cayó! ¡Ya cayó la gran Babilonia! Esa ciudad que hizo que todas las naciones adoraran dioses falsos».
Y vi salir tres espíritus malignos que parecían ranas. Salieron de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta.
La gran ciudad de Babilonia se partió en tres, y las ciudades de las naciones quedaron destruidas. Dios se acordó de la gran Babilonia y la castigó. La hizo beber de la copa de su enojo.
La mujer que has visto es aquella gran ciudad que tiene poder de gobernar sobre los reyes de la tierra».
En la frente llevaba escrito un nombre misterioso: la gran Babilonia madre de todos los idólatras y de las cosas repugnantes de la tierra.
Aterrorizados al ver semejante castigo, se mantendrán a distancia y gritarán: «¡Ay! ¡Ay de ti, la gran ciudad, Babilonia, ciudad poderosa, porque en una sola hora ha llegado tu castigo!».
Entonces un ángel poderoso levantó una piedra, que era como una gran piedra de molino. Luego la arrojó al mar diciendo: «Así también tú, Babilonia, gran ciudad, serás derribada con la misma violencia. Dejarás de existir para siempre.
También vi a un ángel poderoso que preguntaba a gran voz: «¿Quién es digno de romper los sellos y de abrir el rollo?».