¡Les digo que no! De la misma manera, todos ustedes morirán, a menos que se arrepientan.
Apocalipsis 16:9 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Todos sufrieron terribles quemaduras, pero ni así se arrepintieron. En vez de darle gloria a Dios, que tiene poder sobre esos castigos, maldijeron su nombre. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria. Biblia Nueva Traducción Viviente Todos sufrieron quemaduras debido a la descarga de calor y maldijeron el nombre de Dios, quien tenía control sobre todas estas plagas. No se arrepintieron de sus pecados ni se volvieron a Dios ni le dieron la gloria. Biblia Católica (Latinoamericana) Los hombres fueron abrasados y empezaron a insultar a Dios, que tiene poder sobre tales plagas, en vez de reconocerle y darle gloria. La Biblia Textual 3a Edicion Y los hombres se abrasaron con el intenso calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene el poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y quedaron abrasados los hombres con fuego intenso. Blasfemaron entonces del nombre de Dios, que tiene potestad sobre estas plagas, pero no se convirtieron para darle gloria. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene potestad sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria. |
¡Les digo que no! De la misma manera, todos ustedes morirán, a menos que se arrepientan.
¡Les digo que no! De la misma manera, todos ustedes morirán, a menos que se arrepientan».
Temo que, al volver a visitarlos, mi Dios me haga sentir vergüenza de ustedes. Eso me haría llorar, pues muchos han pecado desde hace algún tiempo. No se han arrepentido del mal cometido, ni de tener relaciones sexuales prohibidas, ni de los vicios que tienen.
En ese mismo instante se produjo un violento terremoto. Por causa de este terremoto se derrumbó la décima parte de la ciudad y murieron siete mil personas. Los sobrevivientes, llenos de miedo, dieron gloria al Dios del cielo.
Este ángel decía con fuerte voz: «Respeten a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio. Adoren al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales».
Del cielo cayeron sobre la gente enormes granizos, de casi cuarenta kilos cada uno. La gente maldecía a Dios por ese terrible castigo.
Le he dado tiempo para que se arrepienta de sus pecados sexuales, pero no quiere hacerlo.
El resto de la humanidad no murió por estos castigos. Sin embargo, no se arrepintieron de sus malas acciones. Tampoco dejaron de adorar a los demonios y a los dioses falsos. Esos que son hechos de oro, plata, bronce, piedra y madera. Son dioses que no pueden ver ni oír ni caminar.