La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




Apocalipsis 12:17 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Entonces el dragón se enfureció contra la mujer. Por eso, se fue a hacer guerra contra el resto de sus descendientes. Es decir, contra los que obedecen los mandamientos de Dios y continúan confiando en el mensaje de Jesús.

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

Así que el dragón se enfureció contra la mujer y le declaró la guerra al resto de sus hijos, a todos los que obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen firmes en su testimonio de Jesús.

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

Entonces el dragón se enfureció contra la mujer y se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, es decir, a los que observan los mandamientos de Dios y guardan el mensaje de Jesús.

Ver Capítulo

La Biblia Textual 3a Edicion

Entonces el dragón se enfureció contra la mujer, y se fue a hacer guerra contra los restantes de su descendencia: los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús,

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

El dragón se enfureció contra la mujer y se fue a hacer la guerra contra los demás descendientes de ella, contra los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces el dragón se enfureció contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el remanente de la simiente de ella, los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo.

Ver Capítulo
Otras versiones



Apocalipsis 12:17
26 Referencias Cruzadas  

Enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.


Ustedes son de su padre, el diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio este ha sido un asesino. Nunca dice la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira!


Hermanos en la fe, cuando fui a anunciarles el plan que Dios mantenía en secreto, no lo hice con palabras difíciles de entender, tratando de impresionarlos.


Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar.


La prueba de que conocemos a Dios es que obedecemos sus mandamientos.


El que cree en el Hijo de Dios acepta lo que Dios dice acerca de su Hijo. El que no le cree a Dios está diciendo que él es un mentiroso, pues no cree en lo que Dios ha dicho acerca de su Hijo.


Esta es la prueba de que amamos a los hijos de Dios: que amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos.


Y Juan asegura que todo lo que ha visto es el mensaje de Dios, el cual Jesucristo le mostró.


Yo, Juan, soy su hermano en la fe. Con ustedes comparto el sufrimiento, el reino y el seguir confiando en Jesús. Yo fui enviado a la isla de Patmos como castigo por anunciar el mensaje de Dios y hablar acerca de Jesús.


Pero, cuando terminen de dar su mensaje, subirá del abismo una bestia. Esta bestia les hará la guerra, los vencerá y los matará.


Pero la tierra ayudó a la mujer: abrió un hueco y, como si fuera su boca, se tragó el río que el dragón había arrojado.


También se le permitió hacer la guerra a los creyentes y vencerlos. Se le dio autoridad sobre la gente de toda tribu, pueblo, idioma y nación.


¡En esto se sabrá quiénes son creyentes fieles hasta el fin! Así se sabrá quiénes obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen fieles a Jesús.


Le harán la guerra al Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores y Rey de reyes. Con él estarán aquellos que por él han sido llamados. Son sus elegidos, los que siempre le han sido fieles».


Vi que la mujer se había emborrachado con la sangre de los creyentes que dieron su vida por hablar acerca de Jesús. Al verla, quedé muy asombrado.


¡Alégrate, oh cielo, por lo que le ha sucedido! ¡Alégrense también ustedes, creyentes, apóstoles y profetas! Pues Dios, al castigarla, les ha hecho justicia a ustedes».


Entonces me arrodillé a sus pies para adorarlo. Pero él me dijo: «¡No, cuidado! Soy un servidor como tú y como los creyentes que se mantienen fieles al mensaje de Jesús. ¡Adora solo a Dios! El mensaje de Jesús se comparte con otros por medio del poder del Espíritu».


Entonces vi a la bestia y a los reyes de la tierra con sus ejércitos. Estaban reunidos para hacer guerra contra el jinete de aquel caballo y contra su ejército.


Entonces vi tronos donde se sentaron los que recibieron autoridad para juzgar. Vi también a los que habían sido asesinados por hablar acerca de Jesús y anunciar el mensaje de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni se habían dejado poner su marca en la frente ni en la mano. Volvieron a vivir y reinaron con Cristo mil años.


»Dichosos los que dejan de vivir en pecado, pues tendrán derecho al árbol de la vida. Ellos podrán entrar por las puertas de la ciudad.


El Cordero rompió el quinto sello. Entonces vi a los que habían muerto por anunciar el mensaje de Dios y por mantenerse fieles en su tarea. Estaban debajo del altar.