Los judíos llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: ―¡Da gloria a Dios! A nosotros nos consta que ese hombre es pecador.
Apocalipsis 11:13 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) En ese mismo instante se produjo un violento terremoto. Por causa de este terremoto se derrumbó la décima parte de la ciudad y murieron siete mil personas. Los sobrevivientes, llenos de miedo, dieron gloria al Dios del cielo. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 En aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y por el terremoto murieron en número de siete mil hombres; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo. Biblia Nueva Traducción Viviente En ese mismo momento, hubo un gran terremoto que destruyó la décima parte de la ciudad. Murieron siete mil personas en el terremoto, y todos los demás quedaron aterrorizados y le dieron la gloria al Dios del cielo. Biblia Católica (Latinoamericana) En ese momento se produjo un violento terremoto y se derrumbó la décima parte de la ciudad, pereciendo en el cataclismo siete mil personas. Los supervivientes se llenaron de espanto y reconocieron al Dios del cielo. La Biblia Textual 3a Edicion En aquella hora hubo un gran terremoto,° y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y en el terremoto murieron siete mil hombres,° y los demás se llenaron de temor, y dieron gloria al Dios° del cielo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 En aquel momento se produjo un gran terremoto; se derrumbó la décima parte de la ciudad y murieron por el terremoto siete mil personas. Los demás quedaron quedaron sobrecogidos de espanto y dieron gloria al Dios del cielo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y en aquella hora fue hecho gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y siete mil hombres murieron en el terremoto; y los demás se espantaron, y dieron gloria al Dios del cielo. |
Los judíos llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: ―¡Da gloria a Dios! A nosotros nos consta que ese hombre es pecador.
Cierto día, se habían reunido como ciento veinte creyentes. Entonces Pedro se puso de pie en medio de ellos, y les dijo:
Pasados los tres días y medio, Dios les volvió a dar vida, y se pusieron de pie, y los que los observaban sintieron mucho miedo.
Entonces se abrió el templo de Dios que está en el cielo, y en él se vio el cofre de su pacto. Entonces hubo relámpagos, estruendos, truenos, un terremoto y una fuerte lluvia de granizo.
Este ángel decía con fuerte voz: «Respeten a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio. Adoren al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales».
¿Quién no te respetará, oh Señor? ¿Quién no dará la gloria a tu nombre? Solo tú eres santo. Todas las naciones vendrán y te adorarán. Pues todos han podido ver que eres un Dios justo».
¡Alegrémonos, celebremos con gozo y démosle gloria a nuestro Dios! Ya ha llegado el día de la boda del Cordero. Su novia se ha preparado,
Sin embargo, tienes en Sardis a unos cuantos que no viven haciendo lo malo. Ellos merecen caminar conmigo vestidos de blanco, el color de la santidad.
Vi que el Cordero rompió el sexto sello, y se produjo un gran terremoto. El sol se oscureció como si se hubiera vestido de luto. La luna entera se volvió roja como la sangre.
Luego el ángel tomó el tazón del incienso. Lo llenó con carbones encendidos del altar y los arrojó sobre la tierra. Entonces se produjeron truenos, estruendos, relámpagos y un terremoto.