Ni siquiera el Hijo del hombre vino para que le sirvieran, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.
Apocalipsis 1:5 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) y a Jesucristo. Él es el que siempre dice la verdad, el primero en resucitar y el que gobierna sobre los reyes de la tierra. Él nos ama y al derramar su sangre nos ha librado de nuestros pecados. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, Biblia Nueva Traducción Viviente y de Jesucristo. Él es el testigo fiel de estas cosas, el primero en resucitar de los muertos y el gobernante de todos los reyes del mundo. Toda la gloria sea al que nos ama y nos ha libertado de nuestros pecados al derramar su sangre por nosotros. Biblia Católica (Latinoamericana) y de parte de Cristo Jesús, el testigo fiel,
el primer nacido de entre los muertos, el rey de los reyes de la tierra.
El nos ama La Biblia Textual 3a Edicion y de Jesús el Mesías, el Testigo fiel, el Primogénito de los muertos y el Soberano de los reyes de la tierra.° Al que nos ama y nos libertó° de nuestros pecados con su sangre, Biblia Serafín de Ausejo 1975 y de parte de Jesucristo, el testigo fidedigno, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y al que nos libró de nuestros pecados con su sangre Biblia Reina Valera Gómez (2023) y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su propia sangre, |
Ni siquiera el Hijo del hombre vino para que le sirvieran, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.
Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: ―Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.
Se acercaba la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de abandonar este mundo para volver al Padre. Y, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
»Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros.
»Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.
―¡Así que eres rey! —le dijo Pilato. Jesús le contestó: ―Yo soy rey, tal como tú lo has dicho. Yo para esto nací, y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz.
Te aseguro que hablamos de lo que sabemos. Y damos testimonio de lo que hemos visto personalmente. Sin embargo, ustedes no aceptan nuestro testimonio.
»Pues tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.
y da testimonio de lo que ha visto y oído. Pero nadie recibe su testimonio.
Cuiden de ustedes mismos y de todos aquellos que Dios ha salvado con su propia sangre. El Espíritu Santo los ha puesto a ustedes para cuidar de la iglesia. Así que ustedes son como pastores al cuidado de un rebaño de ovejas.
que el Cristo tendría que morir. Y que, por ser el primero en resucitar, le anunciaría a su propio pueblo y a los no judíos un mensaje de salvación».
Dios entregó a Cristo como un sacrificio a nuestro favor, para así darnos el perdón. Todo el que cree que Cristo murió en nuestro lugar recibe ese perdón. Así Dios demuestra que él es justo y que solo por su paciencia no nos había castigado por nuestros pecados.
Sin embargo, en todas estas dificultades somos más que vencedores, pues Cristo nos amó y nos da la victoria.
Y eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido perdonados por Dios, y él ahora los considera santos y justos. Y todo eso lo hizo gracias al Señor Jesucristo y por medio de su Espíritu. Dios los ha lavado de toda esa maldad.
Lo que yo era antes fue crucificado con Cristo, y ya no soy esa persona, sino que Cristo vive en mí. Ahora vivo en este cuerpo confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.
Amen a los demás así como Cristo nos amó y murió por nosotros. Su sacrificio fue para Dios como ofrenda de olor agradable.
Cristo es quien gobierna la iglesia. Él es el principio de todo, y fue el primero en resucitar, para ser en todo el primero.
Recuerda que Dios da vida a todas las cosas y que Cristo Jesús afirmó ante Poncio Pilato que confiaba en Dios. Por eso ahora, delante de Dios y de Cristo, te encargo
Pues Dios hará que él vuelva a su debido tiempo. Al único y bendito Dios Soberano, Rey de reyes y Señor de señores,
¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merece el que ha despreciado al Hijo de Dios? ¿Qué castigo recibirá el que ha rechazado la sangre de Cristo? Pues esa sangre es la del pacto por medio del cual había sido elegido por Dios. Quien así actúa ha insultado al Espíritu de Dios, quien nos ama, aunque no lo merezcamos.
Si esto es así, ¡cuánto más poder tiene la sangre de Cristo! Porque, por medio del Espíritu eterno, Cristo se ofreció sin pecado a Dios. Su sangre limpiará nuestra conciencia, y no se nos declarará culpables de pecados que conducen a la muerte eterna, para que sirvamos al Dios viviente.
Se pagó con la preciosa sangre de Cristo, que se sacrificó en la cruz como si fuera un cordero sin defecto alguno.
Pero, si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, viviremos como amigos unos con otros. Además, por medio de la sangre de su Hijo Jesucristo, Dios nos perdonará nuestros pecados.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros. Por eso envió a su Hijo. Lo envió para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados.
El séptimo ángel tocó su trompeta. Entonces en el cielo se escucharon fuertes voces que decían: «El reino del mundo ha pasado a ser de nuestro Señor y de su Cristo. Él reinará para siempre».
Por mi parte, yo enviaré a mis dos testigos para que profeticen. Ellos, vestidos de luto, profetizarán durante mil doscientos sesenta días».
Le harán la guerra al Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores y Rey de reyes. Con él estarán aquellos que por él han sido llamados. Son sus elegidos, los que siempre le han sido fieles».
Luego vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco. Su jinete se llamaba Fiel y Verdadero. Era justo en sus decisiones y con justicia iba a la guerra.
En su manto y sobre el muslo lleva escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores.
Sé que vives allí donde Satanás tiene su trono. Sin embargo, sigues confiando en mí. No has abandonado tu fe en mí. Ni siquiera lo hiciste cuando mataron a Antípas, quien fielmente hablaba de mí. A él lo mataron en esa ciudad donde vive Satanás.
»Escribe al ángel de la iglesia de Laodicea: A mí me llaman el Amén, porque soy fiel y digo la verdad. Yo gobierno sobre la creación de Dios, y este es mi mensaje:
―Eso usted lo sabe, mi señor —respondí. Él me dijo: ―Son los que pasaron por el gran tiempo de sufrimiento. Esta gente ha sido perdonada de sus pecados por medio del derramamiento de la sangre del Cordero.