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2 Timoteo 2:1 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Así que tú, Timoteo, hijo mío en la fe, busca tu fuerza en el amor inmerecido que Cristo Jesús nos da.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Timoteo, mi querido hijo, sé fuerte por medio de la gracia que Dios te da en Cristo Jesús.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

En cuanto a ti, hijo, que tu fuerza sea la gracia que tienes en Cristo Jesús.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Tú pues hijo mío, sé fortalecido con la gracia que hay en Jesús el Mesías.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Tú, pues, hijo mío, saca fuerzas de la gracia que hay en Cristo Jesús.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.

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Otras versiones



2 Timoteo 2:1
14 Referencias Cruzadas  

Manténganse alerta; permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes.


Por último, permitan que el gran poder del Señor les dé fuerza para seguir creyendo.


Todo lo puedo soportar por medio de Cristo que me fortalece.


Timoteo, tú eres como un hijo para mí. Todo esto que te pido hacer tiene que ver con las profecías que se dijeron acerca de ti. Toma en cuenta esas palabras y pelea la buena batalla,


Esta carta va dirigida a ti, Timoteo, mi verdadero hijo en la fe. Les pido a Dios el Padre y a Cristo Jesús nuestro Señor que te permitan gozar de su inmerecido amor, de su bondad y de su paz.


Te saluda Pablo, apóstol de Cristo Jesús porque Dios así lo quiso. Él me ha dado la promesa de vida eterna por medio de Cristo Jesús.


Esta carta va dirigida a ti, Timoteo, mi querido hijo en la fe. Les pido a Dios el Padre y a Cristo Jesús nuestro Señor que te permitan gozar de su inmerecido amor, de su misericordia y de su paz.


Pues Dios no nos ha dado su Espíritu para que vivamos con timidez, sino con poder, amor y dominio propio.


Así que todo lo soporto por el bien de los elegidos, para que también ellos alcancen la gloriosa y eterna salvación que tenemos en Cristo Jesús.


Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que por medio de mí se anunciara el mensaje y lo oyeran todos los que no creen en Dios. El Señor me salvó, como quien es librado de la boca de un león.


Más bien, sean cristianos maduros que cada día conocen mejor al Señor y Salvador Jesucristo, y que cada día disfrutan más de su amor inmerecido. ¡A él sea la gloria ahora y para siempre! Amén.