2 Corintios 8:8 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) No les estoy dando órdenes. Lo que quiero es probar la sinceridad de su amor en comparación con la dedicación de los demás. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 No hablo como quien manda, sino para poner a prueba, por medio de la diligencia de otros, también la sinceridad del amor vuestro. Biblia Nueva Traducción Viviente No estoy ordenándoles que lo hagan, pero pongo a prueba qué tan genuino es su amor al compararlo con el anhelo de las otras iglesias. Biblia Católica (Latinoamericana) No es una orden, sino que sólo me baso en la generosidad de otros para ver si ustedes aman de verdad. La Biblia Textual 3a Edicion No lo digo como mandamiento, sino para poner a prueba, por medio de la solicitud de otros, la sinceridad de vuestro amor. Biblia Serafín de Ausejo 1975 No es una orden, sino que os hablo del interés de los otros para poner a prueba la autenticidad de vuestro amor. Biblia Reina Valera Gómez (2023) No hablo como quien manda, sino por causa de la diligencia de otros, y para probar la sinceridad de vuestro amor. |
A los demás les doy este consejo, y aclaro que no es una orden del Señor: Si algún hermano en la fe tiene una esposa que no es cristiana, y ella acepta vivir con él, que no se divorcie de ella.
En cuanto a las personas solteras, no tengo ningún mandato del Señor, pero les daré mi opinión. Y, gracias a la misericordia de Cristo, creo que pueden confiar en mí.
También lo demostramos por nuestra buena conducta, nuestro conocimiento, nuestra paciencia y bondad. Además, el Espíritu Santo está en nosotros y nuestro amor es sincero.
Ahora quiero darles mi consejo sobre lo que les conviene hacer en este asunto. El año pasado ustedes fueron los primeros no solo en dar, sino también en querer hacerlo.
Por tanto, denles una prueba de su amor. Muéstrenles por qué nos sentimos orgullosos de ustedes, para que todas las iglesias lo sepan.
porque sé que tienen buenos deseos de ayudar. Esto lo he comentado con orgullo entre los macedonios. Les he dicho que, desde el año pasado, ustedes los de Acaya estaban preparados para dar. El entusiasmo de ustedes ha motivado a la mayoría de ellos.
Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación. Dios ama al que da con alegría.
Más bien, al decir la verdad con amor, iremos siendo cada vez más parecidos a Cristo, quien es el jefe de la iglesia.
Que el amor inmerecido de Dios llene a todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor eterno.
Preocupémonos los unos por los otros, para animarnos a amar a los demás y hacer lo bueno.
Ustedes han aceptado el verdadero mensaje de Dios, y por eso él los ha limpiado de pecado. Ahora aman con amor sincero a sus hermanos en la fe. Así que ámense de todo corazón los unos a los otros.