»El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre lo descubrió, lo volvió a esconder y, lleno de alegría, fue y vendió todo lo que tenía y compró ese campo.
2 Corintios 4:7 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Pero ese valioso regalo de Dios fue puesto en nuestros cuerpos, que son tan frágiles como una vasija de barro. De esa manera todos verán que ese extraordinario poder viene de Dios y no de nosotros. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, Biblia Nueva Traducción Viviente Ahora tenemos esta luz que brilla en nuestro corazón, pero nosotros mismos somos como frágiles vasijas de barro que contienen este gran tesoro. Esto deja bien claro que nuestro gran poder proviene de Dios, no de nosotros mismos. Biblia Católica (Latinoamericana) Con todo, llevamos este tesoro en vasos de barro, para que esta fuerza soberana se vea como obra de Dios y no nuestra. La Biblia Textual 3a Edicion Pero tenemos este tesoro en vasos de barro,° para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero este tesoro lo llevamos en vasos de barro, para que se vea que este extraordinario poder es de Dios y no de nosotros. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros; |
»El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre lo descubrió, lo volvió a esconder y, lleno de alegría, fue y vendió todo lo que tenía y compró ese campo.
―Todo maestro de la Ley que ha sido instruido acerca del reino de los cielos es como el dueño de una casa, que de lo que tiene guardado saca tesoros nuevos y viejos.
Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.
Eligió a los que este mundo considera los más insignificantes y despreciados. Eligió a los que no valen nada y dejó claro que, en realidad, es el mundo el que no vale nada.
Hay algunos que dicen: «Sus cartas son duras y fuertes, pero él en persona no impresiona a nadie, y como predicador es un fracaso».
Es cierto que fue crucificado como si fuera débil, pero ahora vive por el poder de Dios. Nosotros somos tan débiles como él lo fue, pero el poder de Dios está en nosotros gracias a Cristo. Cuando estemos con ustedes verán ese poder.
Por esto, ya que por la misericordia de Dios se nos permite servirle, no nos desanimamos.
Nuestro cuerpo es como una tienda de campaña. Bien sabemos que, si esta tienda se destruye, Dios nos dará en el cielo un cuerpo mejor. Será un cuerpo parecido a un edificio, una casa eterna, no construida por manos humanas.
En ocasiones estamos como tristes, pero siempre estamos contentos. Somos pobres, pero a muchos les compartimos nuestra riqueza. No tenemos nada, pero a la vez lo tenemos todo.
que nos dio vida por medio de Cristo. Aun cuando estábamos muertos para Dios por causa de nuestros pecados, él nos dio vida. ¡No merecíamos este amor por el cual somos salvados!
Yo soy el más insignificante de todos los creyentes. Sin embargo, recibí este privilegio inmerecido de predicar a las naciones acerca de las incontables bendiciones que Cristo nos puede dar.
Dios se propuso revelarles cuál es la gloriosa riqueza de ese plan secreto para todas las naciones. Y el plan es que Cristo viva en ustedes, y les dé la seguridad de compartir la gloria de Dios.
Esa circuncisión espiritual la recibieron al ser bautizados; porque en el bautismo participaron de la muerte de Cristo, y fueron sepultados para resucitar a nueva vida. Y todo porque ustedes creyeron en el poder de Dios, quien resucitó a Cristo de entre los muertos.
en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.
Pues nuestra buena noticia les llegó no solo con palabras, sino también con demostraciones de poder. Es decir, vieron cómo actúa el Espíritu Santo por medio de nosotros y eso los convenció profundamente. Como bien saben, estuvimos entre ustedes solo para su bien.
y que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo de una manera santa y respetuosa.
En una casa grande no solo hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro. Unos se usan para eventos muy especiales, y otros son para usarlos todos los días.