La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




2 Corintios 4:11 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Pues a nosotros siempre se nos quiere dar muerte por ser seguidores de Jesús. Pero así también la vida que él ofrece se hace visible en nuestro cuerpo que muere.

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

Es cierto, vivimos en constante peligro de muerte porque servimos a Jesús, para que la vida de Jesús sea evidente en nuestro cuerpo que muere.

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

Pues a los que estamos vivos nos corresponde ser entregados a la muerte a cada momento por causa de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste en nuestra existencia mortal.

Ver Capítulo

La Biblia Textual 3a Edicion

Porque nosotros, los que vivimos, somos entregados constantemente a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestra carne mortal.

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pues nosotros, aunque en vida, nos vemos siempre entregados a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por Jesús, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestra carne mortal.

Ver Capítulo
Otras versiones



2 Corintios 4:11
11 Referencias Cruzadas  

Y, si el Espíritu de Dios, que levantó a Cristo de entre los muertos, vive en ustedes, él también les dará vida a sus cuerpos muertos. Lo hará por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.


Así dicen las Escrituras: «Por tu causa, siempre nos llevan a la muerte. ¡Nos tratan como a ovejas para el matadero!».


Hermanos en la fe, todos los días estoy en peligro de muerte. Eso es tan cierto como el orgullo que siento por ustedes, pues han creído en Cristo Jesús nuestro Señor.


Y, así como nos parecemos al hombre que fue hecho a partir de la tierra, llegaremos a ser como el que habita en el cielo.


Dondequiera que vamos, siempre sufrimos peligro de muerte. De ese modo todos pueden ver en nuestro cuerpo marcas semejantes a las de Jesús en su muerte. Y también de ese modo verán en nuestro cuerpo la vida que Jesús nos da.


Así que, mientras nosotros vamos muriendo, ustedes van obteniendo vida eterna.


Ahora vivimos en este cuerpo, suspirando y preocupados, pues no queremos que ese cuerpo sea destruido. Más bien quisiéramos que el cuerpo fuera cambiado por el nuevo. Así el cuerpo no tendría que morir, sino que le sería dada la vida eterna.


Somos bien conocidos, pero nos tratan como a desconocidos. Algunas veces nos dejan medio muertos, pero seguimos con vida; golpeados, pero no muertos.