En primer lugar, por medio de Jesucristo doy gracias a mi Dios por todos ustedes. Doy gracias porque en el mundo entero se habla bien de la fe que ustedes tienen en Jesús.
2 Corintios 3:2 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Pues lo que Cristo ha hecho en sus vidas todos lo pueden ver, y saben que fue gracias al mensaje que nosotros les anunciamos. Así que ustedes son nuestra carta de recomendación, escrita en nuestro corazón. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; Biblia Nueva Traducción Viviente La única carta de recomendación que necesitamos son ustedes mismos. Sus vidas son una carta escrita en nuestro corazón; todos pueden leerla y reconocer el buen trabajo que hicimos entre ustedes. Biblia Católica (Latinoamericana) Ustedes mismos son nuestra carta de recomendación; es una carta escrita en el interior de las personas pero que todos pueden leer y entender. La Biblia Textual 3a Edicion Nuestra epístola sois vosotros, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres; Biblia Serafín de Ausejo 1975 Nuestra carta sois vosotros: escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Nuestra carta sois vosotros, escrita en nuestros corazones, sabida y leída de todos los hombres; |
En primer lugar, por medio de Jesucristo doy gracias a mi Dios por todos ustedes. Doy gracias porque en el mundo entero se habla bien de la fe que ustedes tienen en Jesús.
Aunque yo no lo merecía, Dios me dio el trabajo de maestro constructor. Así que mi enseñanza fue como el fundamento, y otro vino a construir sobre él. Pero cada uno tenga cuidado de cómo construye la fe de los demás.
Ustedes pensarán que no los amo al decirles esto. ¡Pero Dios sabe que los amo!
Así que de buena gana gastaré todo lo que tengo, y hasta yo mismo me desgastaré del todo por ustedes. Si los amo tanto, ¿me amarán ustedes menos?
¿Acaso comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O acaso tenemos que presentarles o pedirles a ustedes cartas de recomendación, como hacen algunos? No es necesario.
No digo esto para criticarlos. Ya les he dicho que ustedes ocupan un lugar especial en nuestro corazón y que con ustedes viviríamos o moriríamos.
Y está bien que yo piense así de todos ustedes porque los llevo en el corazón. Dios me dio el inmerecido privilegio de anunciar la buena noticia, y ustedes me han ayudado a hacerlo. Lo han hecho mientras he estado en la cárcel o he tenido que defender y confirmar la buena noticia.
Ustedes comenzaron a anunciar el mensaje del Señor no solo en Macedonia y en Acaya, sino en todo lugar. La fe que ustedes tienen en Dios es tan conocida en esos lugares que ya no es necesario que nosotros digamos nada.