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2 Corintios 3:17 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Ahora bien, el Señor y el Espíritu son uno mismo. Y, donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Pues el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El Señor es espíritu, y donde está el Espíritu del Señor hay libertad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

El Señor es el Espíritu; y donde hay Espíritu del Señor, hay libertad.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

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Otras versiones



2 Corintios 3:17
13 Referencias Cruzadas  

El Espíritu da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida.


Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.


Pues, al estar unidos a él, el Espíritu nos da vida y nos libera del control del pecado y de la muerte.


Así dicen las Escrituras: «El primer hombre, Adán, se convirtió en un ser viviente». El último Adán, Cristo, es el que nos da vida.


Así que a todos nosotros nos han quitado la barrera y hemos entendido. Por eso nuestro rostro es como un espejo que refleja la gloria del Señor. Pues el Señor y el Espíritu son uno mismo, y nos van cambiando cada vez más. De ese modo, cada vez nos parecemos más y más al Señor y reflejamos más de su gloria.


Él nos ha capacitado para ser servidores de un nuevo pacto. No es el pacto de leyes escritas, que nos condena a muerte, sino el pacto que da vida por medio del Espíritu.


Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, y por medio de él decimos: «¡Abba! ¡Padre!».


Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no vuelvan a ser esclavos de la Ley.


Les hablo así, hermanos en la fe, porque ustedes han sido llamados a ser libres. Pero no usen esa libertad para dejar que los malos deseos los controlen. Más bien ayúdense unos a otros con amor.


Pues Dios no nos ha dado su Espíritu para que vivamos con timidez, sino con poder, amor y dominio propio.