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2 Corintios 13:5 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Revisen su manera de vivir y vean si de verdad tienen fe en Cristo. Hagan la prueba, así se darán cuenta si Cristo Jesús está en ustedes. Si no pasan la prueba, es porque él no está en ustedes.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Examínense para saber si su fe es genuina. Pruébense a sí mismos. Sin duda saben que Jesucristo está entre ustedes; de no ser así, ustedes han reprobado el examen de la fe genuina.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Examínense y vean si permanecen en la fe. Pruébense a sí mismos. ¿Están seguros de que Cristo Jesús está en ustedes? ¿Y qué, si no superan la prueba?

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La Biblia Textual 3a Edicion

Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os reconocéis a vosotros mismos, que Jesús el Mesías está en vosotros? ¡A menos que estéis° descalificados!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Examinaos vosotros mismos a ver si os mantenéis en la fe; poneos a prueba. ¿O acaso no os dais cuenta de que Jesucristo está entre vosotros? ¡A no ser que estéis desaprobados!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿No os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que seáis reprobados?

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Otras versiones



2 Corintios 13:5
50 Referencias Cruzadas  

Le contestó Jesús: ―El que me ama obedecerá mi palabra. Mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos nuestra morada en él.


Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid. Así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí.


Yo estoy en ellos y tú estás en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad. De esta manera el mundo reconocerá que tú me enviaste. Además, sabrán que los has amado a ellos tal como me has amado a mí.


Yo les he dado a conocer tu nombre y seguiré haciéndolo. Así el amor con que me has amado estará en ellos, y yo mismo estaré en ellos».


El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.


Esto lo dijo solo para ponerlo a prueba, porque él ya sabía lo que iba a hacer.


Además, pensaron que no valía la pena reconocer a Dios. Por eso, él los ha dejado hacer todo lo que su malvada mente los llevara a hacer. Así que, han hecho lo que no debían hacer.


Pero, si Cristo está en ustedes, el Espíritu también lo está. Su cuerpo morirá a causa del pecado, pero el Espíritu que está en ustedes les dará vida, porque Dios los declaró justos.


Así que, antes de comer el pan y beber de la copa, cada uno debe preguntarse a sí mismo si está actuando bien o mal.


Si pusiéramos más cuidado a lo que estamos haciendo, no se nos castigaría.


¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?


¿No saben que sus cuerpos son parte del cuerpo de Cristo? Sí, y el cuerpo de uno que forma parte de Cristo no puede unirse con una prostituta. ¡Jamás!


¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo? El Espíritu está en ustedes, pues Dios se lo ha dado. Ustedes no son sus propios dueños,


¿Acaso no saben que en el juicio final los creyentes juzgarán al mundo? Y, si ustedes van a juzgar al mundo, ¿cómo no van a ser capaces de juzgar casos insignificantes?


¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero solo uno obtiene el premio? La vida cristiana es como una carrera, así que, corran, para que tengan su premio.


Por eso disciplino mi cuerpo y lo entreno. Pues, si he predicado a otros la buena noticia, no quiero al final ser descalificado por Dios.


¿Cómo pueden los ídolos habitar en el templo de Dios? Porque nosotros somos templo del Dios viviente. Como él ha dicho: «Viviré con ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo».


Lo que yo era antes fue crucificado con Cristo, y ya no soy esa persona, sino que Cristo vive en mí. Ahora vivo en este cuerpo confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.


Yo los amo como si fueran mis hijos. Me parezco a una madre con dolores de parto, pues seguiré sufriendo hasta que los vea vivir como Cristo.


Todos deben examinar su propia conducta y, si tienen algo de qué sentirse orgullosos, está bien, pero no se comparen con nadie.


Le pido además que los llene de fe, para que Cristo viva en sus corazones. Que así como un árbol de raíces profundas se mantiene firme, ustedes se mantengan confiando firmemente en el amor de Dios.


Esto lo hizo para que ustedes sigan confiando firmes en Cristo, sin dudar ni un momento. Para que no dejen de creer en la seguridad que les da el mensaje de la buena noticia. Este es el mensaje que ustedes oyeron y que ha sido anunciado en toda la creación debajo del cielo. Y yo, Pablo, he llegado a ser predicador de ese mensaje.


Dios se propuso revelarles cuál es la gloriosa riqueza de ese plan secreto para todas las naciones. Y el plan es que Cristo viva en ustedes, y les dé la seguridad de compartir la gloria de Dios.


No se mantienen firmemente unidos a Cristo, quien gobierna la iglesia. Es Cristo quien hace que la iglesia sea fuerte y que todos sus miembros se mantengan unidos. Dios hace crecer la iglesia como él quiere.


Tengan una profunda relación con él y sean cada día mejores, confiando siempre en él. Esto fue lo que se les enseñó, así que sean agradecidos.


Pero la mujer se salvará siendo madre y manteniendo su fe en Cristo, y si continúa mostrando amor y santidad.


Del mismo modo que Janes y Jambres se opusieron a Moisés, también esa gente se opone a la verdad. Son personas que solo piensan en hacer lo malo, gente que no sabe confiar en Dios.


¡Y es la verdad! Por eso, repréndelos con fuerza para que su confianza en Cristo sea buena.


Dicen conocer a Dios, pero sus acciones demuestran que no es cierto. Son gente despreciable, desobediente y no es capaz de hacer nada bueno.


A los ancianos, enséñales que sean serios, respetables y que piensen bien las cosas. Que tengan una fe sincera, que amen a los demás y tengan paciencia.


Asegúrense de que nadie deje de alcanzar el amor inmerecido de Dios. No causen dificultades a nadie, no sean como una raíz amarga que envenena a muchos.


La promesa de gozar de su descanso todavía permanece. Pero debemos tener cuidado, pues alguno de ustedes podría quedarse sin disfrutarlo.


En cambio, hay terrenos que solo producen maleza, no valen nada. Son terrenos que están a punto de ser maldecidos, y acabarán por ser quemados. Así es la gente que deja de creer en Dios.


¡Ustedes no aman a Dios! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo, se vuelve enemigo de Dios.


Resistan sus ataques, nunca dejen de confiar en Cristo. Sepan que sus hermanos en la fe en todo el mundo están soportando la misma clase de sufrimientos.


¡Recuerda cómo eras antes! Arrepiéntete y vuelve a hacer las cosas que hacías al principio. Si no te arrepientes, iré y quitaré de su lugar tu candelabro.