La Biblia Online

Anuncios


Toda la Biblia A.T. N.T.




2 Corintios 1:9 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Nos sentíamos como sentenciados a muerte. Pero eso sucedió para que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios, que resucita a los muertos.

Ver Capítulo
Mostrar Biblia Interlineal

Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos;

Ver Capítulo

Biblia Nueva Traducción Viviente

De hecho, esperábamos morir; pero, como resultado, dejamos de confiar en nosotros mismos y aprendimos a confiar solo en Dios, quien resucita a los muertos.

Ver Capítulo

Biblia Católica (Latinoamericana)

Sentimos en nosotros una sentencia de muerte, pero eso fue sólo para que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios, que resucita a los muertos.

Ver Capítulo

La Biblia Textual 3a Edicion

Pero tuvimos en nosotros mismos la respuesta de la muerte, para que no estemos confiados en nosotros mismos, sino en Dios, que resucita a los muertos;

Ver Capítulo

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Tuvimos dentro de nosotros mismos la sentencia de muerte para que no confiemos en nosotros mismos, sino en el Dios que resucita a los muertos.

Ver Capítulo

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos;

Ver Capítulo
Otras versiones



2 Corintios 1:9
20 Referencias Cruzadas  

Jesús les habló a unos que, confiando en sí mismos, se creían justos y despreciaban a los demás. A ellos les contó esta parábola:


Así dicen las Escrituras: «Por tu causa, siempre nos llevan a la muerte. ¡Nos tratan como a ovejas para el matadero!».


Él nos libró y nos librará de tal peligro de muerte. En él tenemos puesta nuestra esperanza, y él seguirá librándonos.


Hermanos en la fe, queremos que conozcan las dificultades que sufrimos en la provincia de Asia. Estábamos sufriendo tanto que pensamos que no íbamos a resistir y perderíamos la vida.


No es que nos consideremos capaces de hacerlo por nosotros mismos. Nuestra capacidad viene de Dios.


Pero ese valioso regalo de Dios fue puesto en nuestros cuerpos, que son tan frágiles como una vasija de barro. De esa manera todos verán que ese extraordinario poder viene de Dios y no de nosotros.


Es que Abraham creía que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos. Por eso, se podría decir que fue como si recobrara a Isaac de entre los muertos.