»El que los escucha a ustedes me escucha a mí. El que los rechaza a ustedes me rechaza a mí. Y el que me rechaza a mí rechaza al que me envió».
1 Tesalonicenses 4:8 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Por tanto, el que rechaza estas instrucciones no rechaza a un hombre, sino a Dios, quien les da a ustedes su Espíritu Santo. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo. Biblia Nueva Traducción Viviente Por lo tanto, todo el que se niega a vivir de acuerdo con estas reglas no desobedece enseñanzas humanas sino que rechaza a Dios, quien les da el Espíritu Santo. Biblia Católica (Latinoamericana) Por eso, el que no haga caso de estas advertencias desobedece, no a un hombre, sino al mismo Dios, que les da a ustedes su Espíritu Santo. La Biblia Textual 3a Edicion Por tanto, el que no hace caso de esto,° no desecha al hombre, sino a Dios, que os° da su Espíritu Santo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Por consiguiente, quien esto menosprecia, no menosprecia a un hombre, sino a Dios, que dispensa [también] su Espíritu Santo entre vosotros. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Así que, el que menosprecia, no menosprecia a hombre, sino a Dios, el cual también nos dio su Espíritu Santo. |
»El que los escucha a ustedes me escucha a mí. El que los rechaza a ustedes me rechaza a mí. Y el que me rechaza a mí rechaza al que me envió».
El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue. La palabra que yo he proclamado lo condenará en el día final.
»“¡Miren, burlones! ¡Asómbrense y desaparezcan! Estoy por hacer en estos días una obra que ustedes nunca creerán, aunque alguien se la explique”».
Y esta esperanza no nos falla, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por medio del Espíritu Santo que nos ha dado.
Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu. Pues el Espíritu lo examina todo, hasta los secretos más profundos de Dios.
En mi opinión, ella será más feliz si no se casa. Y creo que este consejo lo doy guiado por el Espíritu de Dios.
nos tomó como propiedad suya. Él puso su Espíritu en nuestro corazón como garantía de sus promesas.
Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, y por medio de él decimos: «¡Abba! ¡Padre!».
A esos profetas se les hizo saber que anunciaban algo que no era para ellos, sino para ustedes. Hablaban de las cosas que ahora les han anunciado a ustedes los que les predicaron la buena noticia. Hablaban por medio del Espíritu Santo enviado del cielo. Estas son cosas que aun los mismos ángeles quisieran poder ver.
Pues los profetas nunca hablaron por su propia voluntad. Al contrario, los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo.
El que obedece sus mandamientos es amigo de Dios, y Dios es amigo de él. ¿Cómo sabemos que él es nuestro amigo? Por el Espíritu que nos dio.
De la misma manera, estos malvados de quienes les hablo dicen tener sueños especiales y que eso les da permiso para pecar con su cuerpo. Además, desprecian la autoridad de Dios y maldicen a los seres celestiales.