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1 Pedro 3:8 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

En fin, vivan en armonía los unos con los otros. Compartan penas y alegrías, amen a sus hermanos en la fe, sean compasivos y humildes.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Por último, todos deben ser de un mismo parecer. Tengan compasión unos de otros. Ámense como hermanos y hermanas. Sean de buen corazón y mantengan una actitud humilde.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Finalmente, tengan todos un mismo sentir, compartan las preocupaciones de los demás con amor fraterno, sean compasivos y humildes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

En conclusión,° sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos como hermanos, misericordiosos, humildes;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

En fin, sed todos de un mismo sentir, compartid alegrías y tristezas, cultivad el amor fraterno, sed misericordiosos, humildes;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Finalmente, sed todos de una misma mente, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables;

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Otras versiones



1 Pedro 3:8
32 Referencias Cruzadas  

¿No debías tú también sentir compasión de tu compañero, así como yo la sentí por ti?”.


Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, tuvo compasión de él.


Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar.


Al día siguiente, hicimos una parada en Sidón. El capitán Julio, con mucha amabilidad, le permitió a Pablo visitar a sus hermanos en la fe para que lo atendieran.


Cerca de allí había una finca que pertenecía a Publio, el funcionario principal de la isla. Este nos recibió en su casa con amabilidad y nos hospedó durante tres días.


Todos los creyentes eran de un solo sentir y pensar. Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones, sino que las compartían.


Ámense los unos a los otros como hermanos. Trátense entre ustedes con respeto y honor.


Le pido a Dios que les dé ánimo y fortaleza para que continúen viviendo juntos en armonía, siguiendo el ejemplo de Cristo Jesús.


Hermanos en la fe, les suplico en el nombre de nuestro Señor Jesucristo que todos vivan en armonía. No permitan que haya divisiones entre ustedes. Pónganse de acuerdo en todo lo que piensan y quieren hacer.


Si una de las partes sufre, las demás comparten su sufrimiento. Si una de ellas recibe trato especial, las demás se alegran con ella.


Sean siempre humildes y amables, tengan paciencia, ayúdense unos a otros con amor.


Ya dejen la tristeza a un lado, no se enojen ni sean violentos. No griten y ofendan a los demás. Abandonen toda clase de maldad.


Más bien, sean buenos y compasivos unos con otros. Perdónense unos a otros, así como Dios los perdonó a ustedes por medio de Cristo.


No hagan nada por egoísmo o por orgullo. Más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.


En todo caso, vivamos respetando el acuerdo que ya hemos alcanzado.


Por lo tanto, ya que Dios los eligió para ser parte de su pueblo santo y amado, sean buenos con los demás. Muestren amor, humildad, amabilidad y paciencia.


Sigan amándose unos a otros como hermanos en Cristo.


Pues habrá un castigo sin compasión para el que actúe sin compasión. ¡Los que actúan con compasión triunfarán en el juicio!


En cambio, la sabiduría que Dios da es ante todo pura, es decir, no produce maldad. Al contrario, produce paz, bondad, amabilidad, compasión y buenas acciones. El que tiene sabiduría de Dios trata a todos por igual y es sincero.


Ciertamente, consideramos dichosos a los que creyeron en Dios hasta el fin. Ustedes han oído hablar de Job y de cómo soportó el sufrimiento hasta el final. Bien saben que el Señor al final lo trató muy bien. Es que el Señor es muy compasivo y amoroso.


Ustedes han aceptado el verdadero mensaje de Dios, y por eso él los ha limpiado de pecado. Ahora aman con amor sincero a sus hermanos en la fe. Así que ámense de todo corazón los unos a los otros.


Respeten a todos como es debido. Amen a los hermanos en la fe, respeten a Dios y al rey.


Así mismo, jóvenes, obedezcan a sus líderes. Sean todos humildes cuando traten a los demás, porque: «Dios se opone a los orgullosos, pero trata con amor a los humildes».


A esa entrega, agreguen afecto por los hermanos en la fe, y a eso agreguen el amor.


Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a nuestros hermanos en la fe. El que no ama sigue controlado por el reino de la muerte.