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1 Pedro 3:5 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Así se adornaban antes las mujeres que sentían respeto por Dios: confiaban en Dios y obedecían a sus esposos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Así es como lucían hermosas las santas mujeres de la antigüedad. Ellas ponían su confianza en Dios y aceptaban la autoridad de sus maridos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

De ese modo se adornaban en otros tiempos las santas mujeres que esperaban en Dios y obedecían a sus maridos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Porque así también se ataviaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Así se ataviaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, obedientes, a sus maridos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque así también se ataviaban en el tiempo antiguo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, siendo sujetas a sus maridos;

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Otras versiones



1 Pedro 3:5
17 Referencias Cruzadas  

Luego permaneció viuda hasta la edad de ochenta y cuatro años. Nunca salía del Templo, sino que día y noche adoraba a Dios con ayunos y oraciones.


Todos, en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración. Se reunían con los hermanos de Jesús, María su madre y otras mujeres.


Había en Jope una discípula llamada Tabita. Su nombre griego era Dorcas. Ella se esforzaba en hacer el bien y en ayudar a los pobres.


En todo caso, cada uno de ustedes debe amar a su esposa como se ama a sí mismo, y la esposa debe respetar a su esposo.


Que se adornen más bien con buenas obras, como corresponde a mujeres que dicen servir a Dios.


Pero la mujer se salvará siendo madre y manteniendo su fe en Cristo, y si continúa mostrando amor y santidad.


Además, que sea reconocida por sus buenas obras, tales como criar hijos, practicar la hospitalidad y lavar los pies de los creyentes. Que sea de las que ayudan a los que sufren y que aproveche toda oportunidad para hacer el bien.


La viuda que no tiene quien la ayude, pues ha quedado sola, pone su confianza en Dios y no deja de orar de noche y de día suplicando por ayuda.


Por la fe Abraham consideró fiel al que le había hecho la promesa. Por eso, aunque él era muy viejo y Sara no podía tener hijos, recibió fuerza para tener un hijo.


¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nuevas personas y nos ha dado seguridad de que recibiremos sus promesas. Es como si nos hubiera hecho nacer de nuevo, y eso lo hizo por medio de la resurrección de Jesucristo.