»El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no merece ser mi seguidor. El que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no merece ser mi seguidor.
1 Pedro 1:8 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Ustedes aman a Jesucristo a pesar de que no lo han visto. Aunque no lo ven ahora, creen en él y se alegran con un gozo tan grande y maravilloso que no se puede describir con palabras. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; Biblia Nueva Traducción Viviente Ustedes aman a Jesucristo a pesar de que nunca lo han visto. Aunque ahora no lo ven, confían en él y se gozan con una alegría gloriosa e indescriptible. Biblia Católica (Latinoamericana) Ustedes lo aman sin haberlo visto; ahora creen en él sin verlo, y nadie sabría expresar su alegría celestial' La Biblia Textual 3a Edicion a quien amáis sin haberlo visto, en quien aun no viéndolo, pero creyendo, os alegráis con gozo inefable y glorioso; Biblia Serafín de Ausejo 1975 Sin haberlo visto, lo amáis; y sin verlo por ahora, pero creyendo en él, experimentáis un gozo inefable y glorioso Biblia Reina Valera Gómez (2023) a quien amáis sin haberle visto; en quien creyendo, aunque al presente no le veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; |
»El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no merece ser mi seguidor. El que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no merece ser mi seguidor.
¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará. Y yo también lo amaré y me mostraré a él».
El que no me ama no obedece mis palabras. Pero estas palabras que ustedes oyen no son mías, sino del Padre, que me envió.
Lo mismo les pasa a ustedes: Ahora están tristes, pero cuando vuelva a verlos se alegrarán. Y nadie les va a quitar esa alegría.
―Porque me has visto, has creído —le dijo Jesús—. Dichosos los que no han visto y sin embargo creen.
―Si Dios fuera su Padre —les contestó Jesús—, ustedes me amarían, porque yo he venido de Dios y aquí me tienen. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me envió.
El carcelero los llevó a su casa y les sirvió comida. Él y toda su familia estaban muy felices, porque habían creído en Dios.
Pues el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas. Más bien tiene que ver con dejarse guiar por el Espíritu Santo a una vida de justicia, paz y alegría.
Le pido a Dios, quien da esperanza, que los llene de toda alegría y paz. Pues ustedes creen en él, y quiero que el poder del Espíritu Santo los llene de confianza.
Si alguno no ama al Señor, vivirá bajo maldición. ¡Marana ta!, que significa, «¡Ven, Señor!».
nos tomó como propiedad suya. Él puso su Espíritu en nuestro corazón como garantía de sus promesas.
fue llevado al paraíso. Allí escuchó cosas tan secretas que a ninguna persona le está permitido decirlas.
Así que no ponemos nuestra atención en las dificultades que ahora vemos, sino en cosas que no se ven. Pues lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno.
Vivimos creyendo que Dios nos dará ese nuevo cuerpo, aunque ahora no lo veamos.
En cambio, los que viven guiados por el Espíritu muestran amor por los demás, son alegres y tienen paz. El Espíritu los hace tener paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad,
Gracias a lo que Cristo Jesús hizo por nosotros, ya no importa si estamos o no circuncidados. Lo que importa es creer en Cristo y que esa fe nos lleve a amar a los demás.
En fin, pido que ustedes conozcan ese amor que nuestra mente no alcanza a comprender. Porque así serán llenos de todo lo que Dios tiene y es.
Que el amor inmerecido de Dios llene a todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor eterno.
Y estoy convencido de que me quedaré con todos ustedes para ayudarlos a continuar confiando en Dios con alegría.
Si la circuncisión es la marca del pueblo de Dios, nosotros somos entonces el verdadero pueblo. Y lo somos porque por medio del Espíritu adoramos a Dios, y nos sentimos orgullosos de pertenecer a Cristo Jesús. No creemos que podamos ser salvos por medio del esfuerzo humano.
Ahora bien, tener fe es estar seguro de recibir lo que se espera. Es tener la seguridad de que algo es real, aunque no se vea.
Por la fe Moisés salió de Egipto sin tenerle miedo al enojo del rey. Pues se mantuvo firme como si estuviera viendo al Dios invisible.
Esto es para ustedes motivo de gran alegría, aunque ahora, por algún tiempo, tengan que sufrir muchas dificultades.
Para ustedes, que creen, esta piedra es preciosa. En cambio, para los que no creen: «la piedra que rechazaron los constructores ha llegado a ser la piedra principal».
Así, cuando aparezca Cristo, el Pastor supremo, ustedes recibirán la corona de gloria, la cual durará para siempre.