Así que, si estás seguro de lo que piensas al respecto, deja ese asunto entre tú y Dios. Dichosa la persona a quien su conciencia no lo acusa por lo que hace.
1 Juan 3:21 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Queridos hermanos en la fe, si la conciencia no nos acusa, nuestra confianza en Dios crece. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; Biblia Nueva Traducción Viviente Queridos amigos, si no nos sentimos culpables, podemos acercarnos a Dios con plena confianza. Biblia Católica (Latinoamericana) Amadísimos, si nuestra conciencia no nos condena, tenemos plena confianza en Dios. La Biblia Textual 3a Edicion Amados, si el corazón no nos condena, confianza tenemos para con Dios, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Queridos míos, si la conciencia no reprende, tenemos plena confianza en Dios. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos para con Dios; |
Así que, si estás seguro de lo que piensas al respecto, deja ese asunto entre tú y Dios. Dichosa la persona a quien su conciencia no lo acusa por lo que hace.
Sin embargo, aunque mi conciencia no me acusa, no por eso soy inocente. El que me juzga es el Señor.
Para nosotros, es motivo de satisfacción el saber que no hemos hecho nada malo. Nos hemos comportado en el mundo, y especialmente entre ustedes, con la honestidad y sinceridad que vienen de Dios. Y lo hemos logrado gracias al amor inmerecido de Dios, y no gracias a nuestra sabiduría humana.
Gracias a él, por medio de la fe, disfrutamos de libertad y confianza para acercarnos a Dios.
Quiero, pues, que en todas partes los hombres oren, levantando las manos al cielo con un corazón sincero, sin enojos ni peleas.
Acerquémonos entonces a Dios con corazón sincero y con la completa seguridad que da la fe. Cristo nos ha limpiado de pecado, como quien es bañado con agua pura. Por eso, acerquémonos con una conciencia tranquila.
Así que acerquémonos con confianza al trono de Dios, pues allí, aunque no lo merecemos, encontraremos amor. Allí recibiremos misericordia y hallaremos que su amor inmerecido nos ayuda en el momento que más lo necesitemos.
Y ahora, queridos hijos en la fe, sigan confiando en Cristo. Así, cuando él regrese, podremos presentarnos ante él confiadamente. Estaremos seguros de no ser avergonzados cuando él venga.
Queridos hermanos en la fe, no les estoy escribiendo un mandamiento nuevo. Les escribo un mandamiento antiguo que ustedes han conocido desde el principio. Este mandamiento antiguo es el mensaje que ya oyeron.
Queridos hermanos en la fe, ya somos hijos de Dios. Sin embargo, todavía no se nos ha mostrado todo lo que llegaremos a ser. Lo que sí sabemos es que cuando Cristo venga seremos como él es, porque lo veremos tal como él es.
Pero, aun si nuestra conciencia nos hiciera sentir culpables de algo, debemos recordar que Dios es más grande que nuestros sentimientos y lo sabe todo.
Ese amor llega a su perfección cuando vivimos en este mundo tal como vivió Jesús. Por eso, en el día del juicio podremos presentarnos con toda confianza.
Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que, si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye.