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1 Juan 3:16 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Nosotros sabemos lo que es el amor porque Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos en la fe.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Conocemos lo que es el amor verdadero, porque Jesús entregó su vida por nosotros. De manera que nosotros también tenemos que dar la vida por nuestros hermanos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El (Jesucristo) entregó su vida por nosotros; y en esto hemos conocido el amor; ahora también nosotros debemos dar la vida por los hermanos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

En esto hemos conocido el amor: en que Él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner la vida por los hermanos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

En esto conocemos el amor de Dios, en que Él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.

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Otras versiones



1 Juan 3:16
24 Referencias Cruzadas  

Ni siquiera el Hijo del hombre vino para que le sirvieran, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.


»Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.


así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él. Yo doy mi vida por las ovejas.


»Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros.


»Pues tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.


Cuiden de ustedes mismos y de todos aquellos que Dios ha salvado con su propia sangre. El Espíritu Santo los ha puesto a ustedes para cuidar de la iglesia. Así que ustedes son como pastores al cuidado de un rebaño de ovejas.


Por salvarme la vida, ellos arriesgaron la suya. Tanto yo como todas las iglesias de los no judíos les estamos agradecidos.


Sin embargo, Dios demuestra su amor por nosotros, pues, cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.


Así que, mientras nosotros vamos muriendo, ustedes van obteniendo vida eterna.


Amen a los demás así como Cristo nos amó y murió por nosotros. Su sacrificio fue para Dios como ofrenda de olor agradable.


Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y dio su vida por ella.


La fe que ustedes tienen los mueve a presentarse ante Dios como una ofrenda de servicio y sacrificio. Y, si tuviera que dar mi vida para acompañar su ofrenda, me daría mucha alegría. Alegría que comparto con todos ustedes.


Él estuvo a punto de morir por servir a Cristo; puso en peligro su vida para ayudarme cuando ustedes no podían.


Nosotros les tenemos un gran cariño, y nos da alegría compartir con ustedes no solo la buena noticia de Dios, sino también nuestra vida. ¡Tanto llegamos a quererlos!


Viviremos de esa manera mientras esperamos que se cumpla la bendita promesa en la cual confiamos, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.


Como bien saben, ustedes fueron rescatados de una vida sin propósito, y esa vida la heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas que no duran, como el oro o la plata.


Cristo aceptó como suyos nuestros pecados, y así fue a morir en la cruz. Lo hizo para que dejáramos de pecar y viviéramos para hacer el bien. Él fue herido como castigo, para que ustedes fueran sanados.


Porque Cristo murió para perdonar nuestros pecados una sola vez, y es suficiente. Él, que era justo, murió por nosotros, que éramos injustos. Así nos acercó a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.


Porque el que dice que es su amigo debe vivir como Jesús vivió.


El que odia a su hermano en la fe no puede decir que está viviendo en la luz, es decir, con honestidad. El que hace esto todavía vive en la oscuridad de su pecado.


y a Jesucristo. Él es el que siempre dice la verdad, el primero en resucitar y el que gobierna sobre los reyes de la tierra. Él nos ama y al derramar su sangre nos ha librado de nuestros pecados.


Y entonaban este nuevo cántico: «Digno eres de recibir el rollo y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado. Con tu sangre compraste para Dios gente de toda tribu, idioma, pueblo y nación.