El que había recibido las cinco mil fue en seguida y negoció con ellas y ganó otras cinco mil.
1 Corintios 9:16 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Sin embargo, cuando predico el mensaje de la buena noticia, no tengo de qué sentirme orgulloso. Pues estoy bajo la obligación de hacerlo, y ¡pobre de mí si no lo hago! Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, predicar la Buena Noticia no es algo de lo que pueda jactarme. Estoy obligado por Dios a hacerlo. ¡Qué terrible sería para mí si no predicara la Buena Noticia! Biblia Católica (Latinoamericana) Pues ¿cómo podría alardear de que anuncio el Evangelio? Estoy obligado a hacerlo, y ¡pobre de mí si no proclamo el Evangelio! La Biblia Textual 3a Edicion Porque si proclamo el evangelio, no me es motivo de gloria, pues me es impuesta necesidad, y, ¡ay de mí si no proclamara el evangelio! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pues anunciar el evangelio no es para mí motivo de gloria; es un deber que me incumbre. ¡Y ay de mí, si no anuncio el evangelio! Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque aunque predico el evangelio, no tengo de qué gloriarme porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no predico el evangelio! |
El que había recibido las cinco mil fue en seguida y negoció con ellas y ganó otras cinco mil.
Jesús le respondió: ―Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado está preparado para el reino de Dios.
―¡Ve! —insistió el Señor—, porque he elegido a ese hombre como mi instrumento. Él dará a conocer mi nombre tanto a las naciones y a sus reyes como al pueblo de Israel.
Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer.
Por tanto, mi servicio a Dios es para mí motivo de orgullo. Y soy su servidor gracias a lo que Cristo Jesús hizo por mí.
Si Abraham hubiera sido declarado justo por sus acciones, habría tenido de qué sentirse orgulloso, pero no delante de Dios.
Ustedes podrían tener diez mil maestros que les enseñen acerca de Cristo, pero no tienen a muchos que los cuiden como lo hace un padre. Pues, cuando les anuncié el mensaje de la buena noticia y ustedes creyeron en Cristo Jesús, llegué a ser como un padre para ustedes.
Si otros tienen derecho a recibir lo necesario para vivir, ¿no lo tendremos aún más nosotros? Sin embargo, no exigimos este derecho, sino que lo soportamos todo con tal de no poner obstáculos al mensaje de la buena noticia de Cristo.
Así también el Señor ha ordenado que quienes predican el mensaje de la buena noticia reciban de este ministerio lo necesario para vivir.
Ahora bien, cuando llegué a Troas para predicar el mensaje de la buena noticia de Cristo, descubrí que el Señor me había dado una gran oportunidad.
Díganle a Arquipo que se ocupe de la tarea que el Señor le encargó, y que la termine.