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1 Corintios 9:14 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Así también el Señor ha ordenado que quienes predican el mensaje de la buena noticia reciban de este ministerio lo necesario para vivir.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Del mismo modo, el Señor ordenó que los que predican la Buena Noticia sean sostenidos por los que reciben el beneficio del mensaje.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El Señor ha ordenado, de igual manera, que los que anuncian el Evangelio vivan del Evangelio.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Así también ordenó el Señor a los que proclaman el evangelio, que vivan del evangelio.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

De la misma manera, el Señor dispuso que quienes anuncian el evangelio, del evangelio vivan.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Así también ordenó el Señor que los que predican el evangelio, vivan del evangelio.

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Otras versiones



1 Corintios 9:14
13 Referencias Cruzadas  

Tampoco lleven bolsa para el camino, ni dos mudas de ropa, ni sandalias, ni bastón. Pues el trabajador merece que se le dé su alimento.


Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan. Pues el trabajador merece su sueldo. No anden de casa en casa.


»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan.


y vio que fabricaban tiendas de campaña. Así que, se quedó a trabajar con ellos, pues él conocía el oficio.


Ustedes podrían tener diez mil maestros que les enseñen acerca de Cristo, pero no tienen a muchos que los cuiden como lo hace un padre. Pues, cuando les anuncié el mensaje de la buena noticia y ustedes creyeron en Cristo Jesús, llegué a ser como un padre para ustedes.


Si les hemos enseñado acerca de la buena noticia, ¿será mucho pedir que recibamos de ustedes algo material?


Si otros tienen derecho a recibir lo necesario para vivir, ¿no lo tendremos aún más nosotros? Sin embargo, no exigimos este derecho, sino que lo soportamos todo con tal de no poner obstáculos al mensaje de la buena noticia de Cristo.


Sin embargo, cuando predico el mensaje de la buena noticia, no tengo de qué sentirme orgulloso. Pues estoy bajo la obligación de hacerlo, y ¡pobre de mí si no lo hago!


¿Acaso no tenemos derecho a comer y a beber?


Ahora bien, cuando llegué a Troas para predicar el mensaje de la buena noticia de Cristo, descubrí que el Señor me había dado una gran oportunidad.


El que recibe instrucción en la palabra de Dios comparta todo lo bueno con quien le enseña.


Pues nuestra buena noticia les llegó no solo con palabras, sino también con demostraciones de poder. Es decir, vieron cómo actúa el Espíritu Santo por medio de nosotros y eso los convenció profundamente. Como bien saben, estuvimos entre ustedes solo para su bien.