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1 Corintios 3:7 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

Así que no cuenta ni el que siembra ni el que riega, sino solo Dios, quien es el que hace crecer.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

No importa quién planta o quién riega; lo importante es que Dios hace crecer la semilla.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

De modo que el que planta no es algo, ni tampoco el que riega, sino Dios que hace crecer.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que está dando el crecimiento.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Y así lo que cuenta no es el que planta ni el que riega, sino el que produce el crecimiento: Dios.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega; sino Dios, que da el crecimiento.

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Otras versiones



1 Corintios 3:7
12 Referencias Cruzadas  

»Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto. Separados de mí no pueden ustedes hacer nada.


Si tuviera el don de comunicar mensajes de parte de Dios y entendiera todos los planes secretos de Dios y tuviera todo conocimiento, y si tuviera una fe que logra mover montañas, pero me falta el amor, no soy nada.


Anunciarles el mensaje de Cristo fue como sembrar una semilla en ustedes. Luego vino Apolos y les dio enseñanza para aumentar su fe, como si echara agua a la semilla que yo sembré. Pero Dios ha sido quien los ha hecho a ustedes crecer en la fe.


El que siembra y el que riega están al mismo nivel, aunque cada uno será recompensado según su propio trabajo.


Me he portado como un loco, pero ustedes me han obligado a ello. Ustedes debían hablar bien de mí, pues de ningún modo soy inferior a los tales «superapóstoles», aunque yo no soy nada.


Pero él me dijo: «Mi amor es todo lo que tú necesitas, porque mi poder se hace más presente en tu debilidad». Por lo tanto, prefiero sentirme orgulloso de mis debilidades para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.


Si alguien cree ser importante, cuando en realidad no lo es, se engaña a sí mismo.