Pero Jesús se dio vuelta y le dijo a Pedro: ―¡Aléjate de mí, Satanás! Quieres hacerme desobedecer; no piensas desde el punto de vista de Dios, sino del punto de vista humano.
1 Corintios 2:14 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) El que no tiene el Espíritu no acepta lo que el Espíritu de Dios revela, pues le parece una locura. No puede entenderlo, porque solo los que tienen el Espíritu lo entienden. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. Biblia Nueva Traducción Viviente pero los que no son espirituales no pueden recibir esas verdades de parte del Espíritu de Dios. Todo les suena ridículo y no pueden entenderlo, porque solo los que son espirituales pueden entender lo que el Espíritu quiere decir. Biblia Católica (Latinoamericana) El que se queda al nivel de la psicología no acepta las cosas del Espíritu. Para él son tonterías y no las puede apreciar, pues se necesita una experiencia espiritual. La Biblia Textual 3a Edicion Pero un hombre natural° no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son° necedad, y no puede entenderlas porque se han de discernir espiritualmente. Biblia Serafín de Ausejo 1975 En un plano puramente humano el hombre no capta las cosas del Espíritu de Dios, porque son para él necedad; y no puede conocerlas, porque sólo pueden ser examinadas con criterios espirituales. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. |
Pero Jesús se dio vuelta y le dijo a Pedro: ―¡Aléjate de mí, Satanás! Quieres hacerme desobedecer; no piensas desde el punto de vista de Dios, sino del punto de vista humano.
Muchos de ellos decían: «Está endemoniado y loco de remate. ¿Para qué hacerle caso?».
A pesar de haber hecho Jesús todas estas señales milagrosas en presencia de ellos, todavía no creían en él.
el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes.
Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas. Y les hará recordar todo lo que les he dicho.
»Yo les enviaré, de parte del Padre, al Consolador. Él es el Espíritu de verdad que procede del Padre. Cuando él venga, testificará acerca de mí.
¡Cómo van ustedes a creerme, si lo que les gusta es rendirse honor unos a otros! Ustedes no buscan la gloria que viene del Dios único.
¿Por qué no entienden mi modo de hablar? Porque no pueden aceptar mi palabra.
Una de ellas, que se llamaba Lidia, adoraba a Dios. Era de la ciudad de Tiatira y vendía telas muy finas y costosas. Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que respondiera al mensaje de Pablo.
Algunos filósofos epicúreos y estoicos se pusieron a conversar con él. Unos decían: «¿Qué querrá decir este charlatán?». Otros comentaban: «Parece que es predicador de dioses extranjeros». Decían esto porque Pablo les anunciaba la buena noticia de Jesús y de la resurrección.
Cuando oyeron de la resurrección, unos se burlaron; pero otros le dijeron: ―Queremos que usted nos hable en otra ocasión sobre este tema.
Pero, como se trata de cuestiones de palabras, de nombres y de su propia ley, arréglense entre ustedes. No quiero ser juez de tales cosas.
Lo que tenían contra él eran algunas cuestiones sobre su propia religión y un tal Jesús, ya muerto. Sin embargo, Pablo dice que está vivo.
Me explico: algunos dicen que el mensaje de la muerte de Cristo en la cruz es una locura. Pero los que así piensan no se salvarán. En cambio, para los que se salvan, es decir, para nosotros, este mensaje tiene el poder de Dios.
Dios es sabio, y por eso no quiso que el mundo lo conociera mediante la sabiduría humana. En cambio, decidió salvar a los que creen, por medio de la predicación de un mensaje que parece locura.
En cambio, nosotros predicamos de la muerte de Cristo en la cruz. Para los judíos este mensaje es una ofensa y para los no judíos es una locura.
Pues lo que parece una locura de parte de Dios es una sabiduría más grande que la sabiduría humana. Del mismo modo, lo que parece una debilidad de Dios es una fuerza más grande que la fuerza humana.
Se entierra un cuerpo material, y resucita un cuerpo espiritual. Si hay un cuerpo material, también hay un cuerpo espiritual.
Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu de Dios. Por eso podemos entender lo que Dios ha hecho por nosotros al mostrarnos su amor inmerecido.
Hermanos en la fe, yo no pude hablarles a ustedes como a gente que ya entiende las cosas espirituales. Tuve que tratarlos como a gente pecadora de este mundo, como si apenas estuvieran conociendo de Cristo.
Esa no es la sabiduría que Dios da. Es una sabiduría de este mundo, puramente humana y diabólica.
Todos ustedes, en cambio, han recibido el Espíritu de parte de Cristo, que es santo. Por eso conocen la verdad.
Pero en ustedes permanece el Espíritu Santo, a quien Cristo envió a sus vidas. Así que no necesitan que nadie les enseñe, porque el Espíritu que siempre dice la verdad les enseñará todas las cosas. Sigan entonces unidos a Cristo, tal y como el Espíritu les enseñó.
Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y nosotros somos amigos de su Hijo Jesucristo, quien es el Dios verdadero y nos da vida eterna.
Estos son los que causan divisiones; se dejan controlar por sus propios deseos, y no tienen el Espíritu.