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1 Corintios 14:3 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)

En cambio, el que comunica mensajes de Dios les habla a los demás para ayudarlos a crecer espiritualmente, para animarlos y consolarlos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

En cambio, el que profetiza fortalece a otros, los anima y los consuela.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El que profetiza, en cambio, da a los demás firmeza, aliento y consuelo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero el que profetiza, habla a los hombres para edificación y exhortación, y consuelo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Por el contrario, el que profetiza, habla a los hombres, edifica, exhorta y anima.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Mas el que profetiza, habla a los hombres para edificación, y exhortación, y consolación.

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Otras versiones



1 Corintios 14:3
42 Referencias Cruzadas  

Y con muchas otras palabras, Juan llamaba la atención de la gente y le anunciaba la buena noticia.


Al terminar la lectura de la Ley y los Profetas, los jefes de la sinagoga mandaron a decirles: «Amigos, si tienen algún mensaje de aliento para el pueblo, hablen».


Allí fortalecían a los discípulos y los animaban a seguir creyendo. Les decían: «Es necesario pasar por muchas dificultades para entrar en el reino de Dios».


Judas y Silas, que también eran profetas, hablaron extensamente para animarlos y fortalecerlos.


Había un levita llamado José, nacido en Chipre, al que los apóstoles llamaban Bernabé, que significa: «El que trae consuelo».


Mientras tanto, la iglesia disfrutaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Cada día se hacía más fuerte, pues todos respetaban al Señor. El número de creyentes iba creciendo, y eran todos fortalecidos por el Espíritu Santo.


y, si te dio la de animar, anima a los demás. Si te dio la capacidad de ayudar a los necesitados, entonces hazlo con generosidad. Si te dio liderazgo, hazlo muy bien; y, si te dio capacidad para mostrar compasión, hazlo con alegría.


Por lo tanto, esforcémonos en hacer todo lo que conduzca a la paz y que nos ayude a vivir como Dios manda.


Cada uno debe agradar al otro en aquello que es para su bien y que lo ayudará a fortalecer su fe.


«Todo nos está permitido», pero no todo es de provecho. «Todo nos está permitido», pero no todo le hace bien al creyente.


Por eso les digo que, si desean tanto tener dones del Espíritu, pidan dones que ayuden en gran manera a la iglesia, para que la fe de todos sea firme.


En ese caso tu acción de gracias es admirable, pero no ayuda a los demás a crecer en la fe.


¿A qué conclusión llegamos, hermanos en la fe? Que, cuando se reúnan, uno de ustedes puede cantar y otro dar una enseñanza. Otro comunicará lo que Dios le haya mostrado, otro hablará en lenguas extrañas y otro traducirá lo que se dijo. Todo esto debe hacerse para que la iglesia tenga una fe firme.


Así todos pueden comunicar el mensaje por turno, para que todos aprendan y reciban consuelo.


En cuanto a los alimentos sacrificados a los ídolos, es cierto que todos tenemos conocimiento acerca de esto. Pero recuerden que el conocimiento llena de orgullo, mientras que el amor nos hace cristianos firmes en la fe.


y ayuda en todas nuestras dificultades. Así, con la misma ayuda que de Dios hemos recibido, también nosotros podemos ayudar a todos los que sufren.


Más bien debieran perdonarlo y consolarlo para que no enferme por tanta tristeza.


Eviten decir cosas que ofendan a los demás. Por el contrario, que sus palabras sean de utilidad para fortalecer la fe de los que escuchan.


Lo envío a ustedes precisamente para que sepan cómo estamos y se animen.


Lo envío a ustedes precisamente para que sepan cómo estamos y se animen.


Saben también que a cada uno de ustedes los hemos tratado como trata un padre a sus propios hijos.


Nuestro mensaje es la verdad, no es un error. No lo anunciamos con malas intenciones, ni queremos engañar a nadie.


Así que les enviamos a Timoteo, nuestro hermano en la fe y colaborador de Dios en el anuncio de la buena noticia de Cristo. Lo enviamos para que los animara a seguir confiando firmemente en Jesús.


Por lo demás, hermanos en la fe, les rogamos, en el nombre del Señor Jesús, que sigan mejorando su manera de vivir. Así harán lo que agrada a Dios, tal como lo aprendieron de nosotros. De hecho, ya lo están haciendo.


Por lo tanto, anímense unos a otros con esta enseñanza.


A tales personas les ordenamos y aconsejamos, de parte del Señor Jesucristo, que de manera tranquila se pongan a trabajar para ganarse la vida.


Diles que dejen de prestar atención a leyendas y a largas listas de antepasados. Esas cosas provocan discusiones sin sentido. En nada ayudan a la gente a confiar en el plan de Dios.


Mientras llego, dedícate a la lectura pública de las Escrituras, y a enseñar y animar a los creyentes.


Los que tienen amos creyentes no deben faltarles al respeto por ser hermanos en la fe. Al contrario, deben servirles todavía mejor, porque sus servicios ayudan a creyentes y hermanos en la fe que son queridos. Esto es lo que debes enseñar y recomendar.


Predica el mensaje de Dios, nunca dejes de hacerlo, aunque no parezca ser el mejor momento. Corrige, reprende y anima con mucha paciencia a todos, sin dejar de enseñar.


Debe creer siempre en el mensaje verdadero que se le enseñó. De ese modo también podrá aconsejar a otros con la enseñanza verdadera y enfrentar a los que se oponen a ella.


Esto es lo que debes enseñar. Aconseja y reprende con toda autoridad. Que nadie te menosprecie.


A los jóvenes, pídeles que piensen bien las cosas.


Enseña a los esclavos a obedecer en todo a sus amos, a procurar agradarles y a no ser respondones.


No dejemos de reunirnos, como acostumbran hacerlo algunos. Al contrario, animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que se acerca el día del regreso del Señor.


Hermanos en la fe, les ruego que reciban bien estos consejos, ya que les he escrito brevemente.


Más bien, mientras aún haya oportunidad de escuchar su voz, anímense unos a otros cada día. Así ninguno de ustedes se volverá rebelde, engañados por el pecado.


Les he escrito esta breve carta con la ayuda de Silvano, a quien considero un hermano en la fe en quien puedo confiar. Lo he hecho para animarlos y confirmarles que Dios los ama en verdad, aunque no lo merezcan. Nunca duden de su amor.


Ustedes, en cambio, queridos hermanos en la fe, sigan confiando en el amor de Dios. Esfuércense en ser cada vez mejores, pues la fe que tienen es santa. Oren guiados por el Espíritu Santo, y esperen que nuestro Señor Jesucristo, en su misericordia, les dé la vida eterna.