»“¡Miren, burlones! ¡Asómbrense y desaparezcan! Estoy por hacer en estos días una obra que ustedes nunca creerán, aunque alguien se la explique”».
1 Corintios 1:18 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento) Me explico: algunos dicen que el mensaje de la muerte de Cristo en la cruz es una locura. Pero los que así piensan no se salvarán. En cambio, para los que se salvan, es decir, para nosotros, este mensaje tiene el poder de Dios. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente ¡El mensaje de la cruz es una ridiculez para los que van rumbo a la destrucción! Pero nosotros, que vamos en camino a la salvación, sabemos que es el poder mismo de Dios. Biblia Católica (Latinoamericana) Porque el lenguaje de la cruz resulta una locura para los que se pierden; pero para los que se salvan, para nosotros, es poder de Dios. La Biblia Textual 3a Edicion Porque la palabra de la cruz ciertamente es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los salvos,° es poder de Dios. Biblia Serafín de Ausejo 1975 De hecho, la palabra de la cruz es una necedad para los que están en vías de perdición; mas para los que están en vías de salvación, para nosotros, es poder de Dios. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque la predicación de la cruz es locura a los que se pierden; pero a nosotros los salvos, es poder de Dios. |
»“¡Miren, burlones! ¡Asómbrense y desaparezcan! Estoy por hacer en estos días una obra que ustedes nunca creerán, aunque alguien se la explique”».
Algunos filósofos epicúreos y estoicos se pusieron a conversar con él. Unos decían: «¿Qué querrá decir este charlatán?». Otros comentaban: «Parece que es predicador de dioses extranjeros». Decían esto porque Pablo les anunciaba la buena noticia de Jesús y de la resurrección.
Cuando oyeron de la resurrección, unos se burlaron; pero otros le dijeron: ―Queremos que usted nos hable en otra ocasión sobre este tema.
Alababan a Dios y disfrutaban del aprecio general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos.
Les digo la verdad, no me avergüenzo del mensaje de la buena noticia. Es un mensaje con el poder de Dios para la salvación de todos los que creen: primero de los judíos, pero también de los no judíos.
Dios es sabio, y por eso no quiso que el mundo lo conociera mediante la sabiduría humana. En cambio, decidió salvar a los que creen, por medio de la predicación de un mensaje que parece locura.
Por medio de este mensaje son salvos, si siguen confiando en lo que les prediqué. Pero, si no es ese el mensaje que aceptaron, de nada les servirá haber creído.
El que no tiene el Espíritu no acepta lo que el Espíritu de Dios revela, pues le parece una locura. No puede entenderlo, porque solo los que tienen el Espíritu lo entienden.
Me propuse más bien olvidarme de muchas cosas y solo hablarles de lo que Jesucristo hizo en la cruz.
Porque Dios considera que la sabiduría de este mundo es locura. Como dicen las Escrituras: «Él atrapa a los sabios en su propia trampa».
Por seguir a Cristo, nos consideran unos tontos. A ustedes, en cambio, por seguir a Cristo, los consideran sabios. Los débiles somos nosotros; los fuertes son ustedes. A ustedes se les estima; a nosotros se nos desprecia.
Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder de Dios para destruir las fuerzas del mal.
Nuestro mensaje de la buena noticia solo es difícil de entender por aquellos que no se salvarán.
Pues nuestra buena noticia les llegó no solo con palabras, sino también con demostraciones de poder. Es decir, vieron cómo actúa el Espíritu Santo por medio de nosotros y eso los convenció profundamente. Como bien saben, estuvimos entre ustedes solo para su bien.
Con toda clase de maldad engañará a los que van a ser castigados, pues no quisieron amar la verdad para así ser salvos.
Fijemos la mirada en la meta, que es Jesús, quien nos dio y perfeccionó nuestra fe. Él, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, sin importarle la vergüenza que ella significaba. Y ahora está sentado en el sitio de más honor, al lado derecho del trono de Dios.
Sin duda, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos. Su palabra nos dice si los pensamientos y las intenciones del corazón son correctos o no.