Así que ayunamos y oramos a nuestro Dios pidiéndole su protección y él nos escuchó.
Proverbios 3:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Confía en el Señor de todo corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Biblia Nueva Traducción Viviente Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Biblia Católica (Latinoamericana) Confía en el Señor con todo el corazón, y no te fíes de tu propia sabiduría. La Biblia Textual 3a Edicion Confía en YHVH con todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia inteligencia. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Confía en Yahveh de todo corazón y no te apoyes en tu entendimiento. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. |
Así que ayunamos y oramos a nuestro Dios pidiéndole su protección y él nos escuchó.
¡Que me mate, en él tengo mi esperanza! Pero en su propia cara defenderé mi conducta.
Los que confían en el Señor son como el monte Sión: jamás caerá y permanece para siempre.
Confía en el Señor y haz el bien; establécete en la tierra y mantente fiel.
Guarda silencio ante el Señor y espera en él con paciencia; no te enojes ante el éxito de otros, de los que maquinan planes malvados.
Oh, pueblo, confía en él siempre, derrama ante él tu corazón, pues Dios es nuestro refugio. Selah
Necio es el que confía en sí mismo; el que actúa con sabiduría se pone a salvo.
No seas sabio en tu propia opinión; más bien, teme al Señor y huye del mal.
¡Dios es mi salvación! Confiaré en él y no temeré. El Señor es mi fuerza, el Señor es mi canción; ¡él es mi salvación!».
Señor, yo sé que nadie es dueño de su destino, que no le es dado al caminante dirigir sus propios pasos.
Así dice el Señor: «Que no se gloríe el sabio de su sabiduría, ni el poderoso de su poder, ni el rico de su riqueza.
Lo mismo ocurría cuando la nube reposaba poco tiempo sobre el santuario: cuando el Señor así lo indicaba, los israelitas acampaban o se ponían en marcha.
Aunque la nube reposara sobre el santuario un par de días, un mes o más tiempo, los israelitas se quedaban en el campamento y no partían. Pero cuando se levantaba, se ponían en marcha.
Vivan en armonía los unos con los otros. No sean arrogantes, sino háganse solidarios con los humildes. No se crean los únicos que saben.
a fin de que nosotros, que fuimos los primeros en poner nuestra esperanza en Cristo, seamos para alabanza de su gloria.