Señor, ponme en la boca un centinela; un guardia a la puerta de mis labios.
Proverbios 13:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 El que refrena su lengua protege su vida, pero el ligero de labios provoca su ruina. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 El que guarda su boca guarda su alma; Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad. Biblia Nueva Traducción Viviente Los que controlan su lengua tendrán una larga vida; el abrir la boca puede arruinarlo todo. Biblia Católica (Latinoamericana) El que vigila sus palabras tendrá larga vida, el que habla sin parar, se perjudicará. La Biblia Textual 3a Edicion El que guarda su boca guarda su alma, Pero el que suelta sus labios tendrá calamidad. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Quien vigila su boca guarda su vida, quien mucho habla se perderá. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El que guarda su boca guarda su alma; pero el que mucho abre sus labios tendrá destrucción. |
Señor, ponme en la boca un centinela; un guardia a la puerta de mis labios.
Me dije a mí mismo: «Mientras esté ante gente malvada vigilaré mi conducta, me abstendré de pecar con la lengua, me pondré una mordaza en la boca».
El que es sabio atesora el conocimiento, pero la boca del necio es un peligro inminente.
El sabio de corazón acata los mandamientos, pero el de palabras tontas va camino al desastre.
En el pecado de sus labios se enreda el malvado, pero el justo sale del aprieto.
El perezoso codicia y no satisface sus anhelos; el diligente prospera en todo lo que anhela.
De la boca del necio brota arrogancia; los labios del sabio son su propia protección.
En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto.
La boca del necio es su perdición; sus labios son para él una trampa mortal.
El chismoso traiciona la confianza; no te juntes con la gente que habla de más.
Si alguien se cree religioso, pero no le pone freno a su lengua, se engaña a sí mismo y su religión no sirve para nada.
—Si se me ata firmemente con sogas nuevas, sin usar —dijo él—, me debilitaré y seré como cualquier otro hombre.
al fin se lo dijo todo. «Nunca ha pasado navaja sobre mi cabeza —le explicó—, porque soy nazareo, consagrado a Dios desde antes de nacer. Si se me afeitara la cabeza, perdería mi fuerza y llegaría a ser tan débil como cualquier otro hombre».