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Lucas 9:29 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Mientras oraba, su rostro se transformó y su ropa se volvió blanca y radiante.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Y mientras oraba, la apariencia de su rostro se transformó y su ropa se volvió blanca resplandeciente.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Y mientras estaba orando, su cara cambió de aspecto y su ropa se volvió de una blancura fulgurante.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y mientras oraba,° la apariencia de su rostro se volvió diferente, y su vestido, blanco resplandeciente.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Y mientras estaba orando, el aspecto de su rostro se transformó y sus vestidos se volvieron de una blancura deslumbrante.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestidura se hizo blanca y resplandeciente.

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Otras versiones



Lucas 9:29
17 Referencias Cruzadas  

Tus ojos verán al rey en su esplendor y contemplarán una tierra que se extiende hasta muy lejos.


Creció en su presencia como vástago tierno, como raíz de tierra seca. No había en él belleza ni majestad alguna; su aspecto no era atractivo y nada en su apariencia lo hacía deseable.


Allí se transfiguró en presencia de ellos; su rostro resplandeció como el sol y su ropa se volvió blanca como la luz.


Después se apareció Jesús en otra forma a dos de ellos que iban de camino al campo.


Un día en que todos acudían a Juan para que los bautizara, Jesús fue bautizado también. Y mientras oraba, se abrió el cielo


Él, por su parte, solía retirarse a lugares solitarios para orar.


Por aquel tiempo se fue Jesús a la montaña a orar y pasó toda la noche en oración a Dios.


Un día Jesús estaba orando a solas; cuando llegaron sus discípulos, preguntó: —¿Quién dice la gente que soy yo?


Y aparecieron dos personajes —Moisés y Elías—, que conversaban con Jesús.


Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y contemplamos su gloria, la gloria que corresponde al Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.


Todos los que estaban sentados en el Consejo fijaron la mirada en Esteban y vieron que su rostro se parecía al de un ángel.


Luego vi un gran trono blanco y a alguien que estaba sentado en él. De su presencia huyeron la tierra y el cielo, sin dejar rastro alguno.