dijo: «Bendito sea el Señor, el Dios de mi amo Abraham, que no ha dejado de manifestarle su amor y fidelidad, y a mí me ha guiado a la casa de sus parientes».
Lucas 7:2 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Había allí un centurión cuyo siervo, a quien él estimaba mucho, estaba enfermo, a punto de morir. Más versionesBiblia Reina Valera 1960 Y el siervo de un centurión, a quien este quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir. Biblia Nueva Traducción Viviente En ese tiempo, un apreciado esclavo de un oficial romano estaba enfermo y a punto de morir. Biblia Católica (Latinoamericana) Había allí un capitán que tenía un sirviente muy enfermo al que quería mucho, y que estaba a punto de morir. La Biblia Textual 3a Edicion Y el siervo de cierto centurión, a quien éste estimaba mucho, estaba enfermo y a punto de morir. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Un centurión tenía enfermo y a punto de morir un criado por el que sentía una gran estima. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y el siervo de un centurión, a quien este tenía en estima, estaba enfermo y a punto de morir. |
dijo: «Bendito sea el Señor, el Dios de mi amo Abraham, que no ha dejado de manifestarle su amor y fidelidad, y a mí me ha guiado a la casa de sus parientes».
Por esos días murió Débora, la nodriza de Rebeca, y la sepultaron a la sombra de un árbol de roble que se encuentra cerca de Betel. Por eso Jacob llamó a ese lugar Elón Bacut.
Cuando el centurión y los que con él estaban custodiando a Jesús vieron el terremoto y todo lo que había sucedido, quedaron aterrados y exclamaron: —¡Verdaderamente este era el Hijo de Dios!
El centurión, al ver lo que había sucedido, alabó a Dios y dijo: —¡Verdaderamente este hombre era justo!
Como oyó hablar de Jesús, el centurión mandó a unos líderes religiosos de los judíos a pedirle que fuera a sanar a su siervo.
porque su única hija, de unos doce años, estaba muriendo. Jesús se puso en camino y las multitudes se agolpaban sobre él.
Vivía en Cesarea un centurión llamado Cornelio del regimiento conocido como el Italiano.
Después de que se fue el ángel que le había hablado, Cornelio llamó a dos de sus siervos y a un soldado devoto de los que le servían regularmente.
Al oír esto, el centurión fue y avisó al comandante. —¿Qué va a hacer usted? Resulta que ese hombre es ciudadano romano.
Este llamó entonces a uno de los centuriones y pidió: —Lleve a este joven al comandante porque tiene algo que decirle.
Cuando se decidió que navegáramos rumbo a Italia, entregaron a Pablo y a algunos otros presos a un centurión llamado Julio, quien pertenecía al batallón imperial.
Al día siguiente, hicimos escala en Sidón, y Julio, con mucha amabilidad, permitió a Pablo visitar a sus amigos para que lo atendieran.
Pero el centurión quería salvarle la vida a Pablo y les impidió llevar a cabo el plan. Dio orden de que los que pudieran nadar saltaran primero por la borda para llegar a tierra,
Esclavos, obedezcan en todo a sus amos terrenales, no solo cuando ellos los estén mirando, como si ustedes quisieran ganarse el favor humano, sino con corazón sincero y por respeto al Señor.