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Lucas 23:35 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

La gente, por su parte, se quedó allí observando, y aun los gobernantes estaban burlándose de él. —Salvó a otros —decían—; que se salve a sí mismo si es el Cristo de Dios, el Escogido.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si este es el Cristo, el escogido de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

La multitud observaba, y los líderes se burlaban. «Salvó a otros —decían—, que se salve a sí mismo si de verdad es el Mesías de Dios, el Elegido».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

La gente estaba allí mirando; los jefes, por su parte, se burlaban diciendo: 'Si salvó a otros, que se salve a sí mismo, ya que es el Mesías de Dios, el Elegido.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y el pueblo estaba observando; y también los magistrados se burlaban, diciendo: Salvó a otros; sálvese a sí mismo, si éste es el Ungido de Dios, el Escogido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

El pueblo estaba allí mirando. Los jefes se mofaban de él, diciendo: 'Ha salvado a otros; pues que se salve a sí mismo, si él es el Cristo de Dios, el elegido'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y el pueblo estaba mirando; y también los príncipes con ellos se burlaban de Él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si Él es el Cristo, el escogido de Dios.

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Otras versiones



Lucas 23:35
24 Referencias Cruzadas  

Puedo contar todos mis huesos; con satisfacción perversa la gente se detiene a mirarme.


Pero yo tropecé y ellos se alegraron y a una se juntaron contra mí. Asaltantes que yo no conocía; me calumniaban sin cesar.


Y ustedes, señores, ¿hasta cuándo cambiarán mi gloria en vergüenza? ¿Hasta cuándo amarán ilusiones vanas y buscarán la mentira? Selah


Pues al que has afligido lo persiguen y se burlan del dolor del que has herido.


Y dicen: «¡Dios lo ha abandonado! ¡Persíganlo y aprésenlo, pues no hay quien lo libere!».


»Este es mi siervo, a quien sostengo, mi escogido, en quien me deleito; sobre él he puesto mi Espíritu y llevará justicia a las naciones.


Así dice el Señor, el Redentor y Santo de Israel, al despreciado y aborrecido por las naciones, al siervo de los gobernantes: «Los reyes te verán y se pondrán de pie, los príncipes te verán y se postrarán, por causa del Señor, el Santo de Israel, que es fiel y te ha escogido».


Despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, habituado al sufrimiento. Todos evitaban mirarlo; fue despreciado y no lo estimamos.


Soy el motivo de risa de todo mi pueblo; todo el día me cantan parodias.


Sobre la casa real de David y los habitantes de Jerusalén derramaré el Espíritu de gracia y de súplica. Entonces me mirarán a mí, a quien traspasaron, y harán lamentación con duelo como por su hijo único. Llorarán amargamente, como quien llora por su primogénito.


«Este es mi siervo, a quien he escogido, mi amado, en quien me deleito; sobre él pondré mi Espíritu y proclamará justicia a las naciones.


Y una voz desde el cielo decía: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él».


Oían todo esto los fariseos, a quienes les encantaba el dinero, y se burlaban de Jesús.


Pilato entonces reunió a los jefes de los sacerdotes, a los gobernantes y al pueblo


Uno de los criminales allí colgados empezó a insultarlo: —¿No eres tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros!


Cristo es la piedra viva, desechada por los seres humanos, pero escogida y preciosa ante Dios. Al acercarse a él,