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Juan 8:7 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Y como ellos lo acosaban a preguntas, Jesús se incorporó y les dijo: —Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Como ellos seguían exigiéndole una respuesta, él se incorporó nuevamente y les dijo: «¡Muy bien, pero el que nunca haya pecado que tire la primera piedra!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Como ellos insistían en preguntarle, se enderezó y les dijo: 'Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le arroje la primera piedra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: 'El que entre vosotros esté sin pecado, sea el primero en tirar una piedra contra ella'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y como persistían en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en arrojar la piedra contra ella.

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Otras versiones



Juan 8:7
18 Referencias Cruzadas  

Que su conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabrán cómo responder a cada uno.


Por lo tanto, ¡arrepiéntete! De otra manera, iré pronto a ti para pelear contra ellos con la espada de mi boca.


De su boca sale una espada afilada, con la que herirá a las naciones. «Las gobernará con cetro de hierro». Él mismo exprime uvas en el lagar para sacar el vino del furor del castigo que viene de Dios Todopoderoso.


En su mano derecha tenía siete estrellas y de su boca salía una aguda espada de dos filos. Su rostro era como el sol cuando brilla en todo su esplendor.


—¡Nunca nadie ha hablado como ese hombre! —declararon los guardias.


«¿No es acaso mi palabra como fuego y como martillo que pulveriza la roca?», afirma el Señor.


El charlatán hiere con la lengua como con una espada, pero la lengua del sabio brinda sanidad.


E inclinándose de nuevo, siguió escribiendo en el suelo.


Entonces él se incorporó y le preguntó: —Mujer, ¿dónde están? ¿Ya nadie te condena?