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Juan 8:2 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

Al amanecer se presentó de nuevo en el Templo. Toda la gente se le acercó, y él se sentó a enseñarles.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

pero muy temprano a la mañana siguiente, estaba de vuelta en el templo. Pronto se juntó una multitud, y él se sentó a enseñarles.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Al amanecer estaba ya nuevamente en el Templo; toda la gente acudía a él, y él se sentaba para enseñarles.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pero, al amanecer, se presentó de nuevo en el templo. Todo el pueblo acudía a él, y él, allí sentado, los instruía.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y por la mañana vino otra vez al templo, y todo el pueblo vino a Él; y sentándose, les enseñaba.

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Otras versiones



Juan 8:2
14 Referencias Cruzadas  

Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño; porque en los dominios de la muerte, adonde te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni sabiduría.


«Desde el año trece de Josías, hijo de Amón y rey de Judá, hasta el día de hoy, durante veintitrés años, el Señor me ha dirigido su palabra y yo les he hablado en repetidas ocasiones, pero ustedes no me han hecho caso.


Ellos no me miraron de frente, sino que me dieron la espalda. Y aunque una y otra vez les enseñaba, no escuchaban ni aceptaban corrección.


Una y otra vez envié a mis siervos los profetas para que les advirtieran que no incurrieran en estas cosas tan abominables que yo detesto.


Y de inmediato dijo a la turba: —¿Acaso soy un bandido para que vengan con espadas y palos a arrestarme? Todos los días me sentaba a enseñar en el Templo y no me arrestaron.


De día Jesús enseñaba en el Templo, pero salía a pasar la noche en el monte llamado de los Olivos


y toda la gente madrugaba para ir al Templo a oírlo.


Luego enrolló el libro, se lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos los que estaban en la sinagoga lo miraban detenidamente


Subió a una de las barcas, que pertenecía a Simón, y le pidió que la alejara un poco de la playa. Luego se sentó, y enseñaba a la gente desde la barca.


—Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra —dijo Jesús—.


Estas palabras las dijo Jesús en el lugar donde se depositaban las ofrendas, mientras enseñaba en el Templo. Pero nadie le echó mano, porque aún no había llegado su tiempo.


Entonces, los maestros de la Ley y los fariseos llevaron a una mujer sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio del grupo,


Conforme a lo que habían oído, al amanecer entraron en el Templo y se pusieron a enseñar. Cuando llegaron el sumo sacerdote y sus partidarios, convocaron al Consejo, es decir, a la asamblea general de los líderes religiosos de Israel, y mandaron traer de la cárcel a los apóstoles.